En un tramo de la Panamericana Norte la carretera se reduce a un solo carril, que lo usan los trabajadores. En el costado hay material sobre la calzada. Patricio Terán / EL COMERCIO
La Panamericana Norte, entre Calderón y Guayllabamba, requiere de una nueva inversión: alrededor de USD 93 millones. Esta cifra es 2,4 veces más del monto que se destinó en el 2010 para ampliar la carretera, construir un puente y estabilizar taludes. Aquello costó USD 39 544 106,45.
El movimiento telúrico de 5,1 grados en la escala de Richter registrado el 12 de agosto causó deslizamientos de tierra. El suelo de esta zona está compuesto por material volcánico, que es ligero. Por eso, el tránsito vehicular fue restringido entre el km 7,5 y Guayllabamba para intervenir la carretera.
Durante un recorrido que se realizó el jueves pasado, entre el intercambiador de la ruta Collas y el km 10,5 de la Pana Norte, se divisaron piedras y tierra en el costado de la vía.
Los operarios usaban maquinaria pesada para remover la tierra erosionada. Con cada movimiento se formaba una especie de nube de polvo. La carretera era intransitable. Había un solo carril que era usado por los conductores de cabezales que transportaban palas mecánicas. En el lugar trabajan 400 personas, según el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP).
El propósito es reforzar los taludes en 18 kilómetros. Para esto se construirán muros de pie, cortes, terrazas y recubrimiento con geomallas u hormigón lanzado, según la necesidad del terreno (infografía).
Fabricio Yépez, ingeniero civil y docente de la Universidad San Francisco, explicó que estas técnicas se aplican según el sitio. Para evitar desprendimientos superficiales de material se usa geomallas o mantos. Pero, en el caso de zonas más inestables que pueden causar desprendimientos mayores de tierra se recurre al anclaje u hormigón lanzado.
Sin embargo, antes de recurrir a estas medidas se deben nivelar los taludes y remover el material suelto y erosionado. “Esta práctica de proteger los taludes no se la hacía antes”. En obras nuevas implementadas en el Distrito, como la Collas o la Ruta Viva, estas técnicas son parte del entorno. En la primera se empleó geomembranas y en la otra hormigón lanzado.
En dos meses, ha dicho el MTOP, se abrirá un carril para el paso de vehículos, de 06:00 a 18:00, en flujos que, se ofreció, serán de ida y vuelta, sincronizados con la ayuda de personal de control. Pero, el reforzamiento de los taludes, el arreglo de las fisuras que se produjeron en la calzada a partir del sismo y la ampliación de dos a cuatro carriles, entre el kilómetro 7 y 11, tomará 14 meses.
Para Luis Guaitarilla, presidente de la Junta Parroquial de Guayllabamba, la apertura de uno de los carriles favorecerá a la movilidad de las personas. Actualmente, el tiempo de viaje desde esta parroquia a Quito pasó de 45 minutos a dos horas y media. En la E35, entre El Quinche y Tababela, se produce congestión.