En dos meses, Alianza País entregó 161 913 carnés

carnés AP

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El carné que entregan las brigadas en todo el país tiene chip incorporado para el registro. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO

La campaña es intensa. El movimiento Alianza País (AP) se impuso la meta de carnetizar a la mayor cantidad posible de militantes en tres meses. El proceso se inició el 14 de junio de este año y, hasta la semana pasada, ya habían superado la cantidad de adherentes permanentes con la que inscribieron la agrupación en 2012.

El eslogan es “¡Ponte la camiseta de País!”. Las sedes cantonales tienen centros permanentes de carnetización y además hay brigadas móviles que recorren los barrios y, particularmente, las zonas rurales. El cronograma se organiza en coordinación con las directivas provinciales y la nacional.

Luis Monge, secretario nacional de Organización Territorial, está a cargo del proceso a escala nacional. En la sede en Quito se centraliza toda la información en directo. La organización política cuenta con un software que, a través de Internet, actualiza la base de datos.

Las convocatorias se hacen a través de redes sociales, comunicados de adherentes y asambleas parroquiales y cantonales. Para obtener su carné, los simpatizantes deben haber cumplido 16 años, gozar de sus derechos políticos, expresar por escrito la voluntad de sumarse al movimiento, acogerse al reglamento de AP y a la ley. Y, evidentemente, no pueden estar registrados en otra organización política.

Un movimiento político, a parte de los miembros permanentes, cuenta con adherentes que apoyan a la organización pero sin militar. Ellos también están registrados y, en el caso del oficialismo, son alrededor de un millón. Juan Carlos Cassinelli, de la Coordinadora de Guayas, cuenta que la expectativa es que todos se integren con más compromiso.

En el primer caso, el proceso es solo de actualización de datos y la recepción del carné. En el segundo, deben registrarse y aceptar ser militantes para obtener el documento.

En estos dos meses, Alianza País entregó 161 913 carnés a sus adherentes permanentes, antiguos y nuevos. Además, el número de quienes ingresan por primera vez a la militancia, con deberes y obligaciones, creció. Hasta el 2013 eran 152 423.

Monge comenta que la campaña ha tenido mucha aceptación y que la gente se ofrece voluntariamente para colaborar. En algunos barrios hay peticiones para que las brigadas móviles regresen y cubrir la demanda existente.

La gente hace filas para inscribirse. En algunos casos van en familia. El proceso toma alrededor de 10 minutos y la entrega del carné es inmediata. En todos los lugares donde se establece un punto de carnetización hay además un ánfora para donaciones voluntarias.

En la jornada en San Isidro del Inca, al norte de Quito, junto a la foto del presidente Rafael Correa, en el ánfora, estaba impresa la frase “Ponte $1 por mí” y una de las organizadoras se encargaba de recordar a los simpatizantes que hagan su aporte. Ian Rugel, secretario en Tungurahua, sin embargo, ratifica que no hay presiones ni para la carnetización ni el aporte económico.

La campaña se financia con el aporte del 5% del salario de los militantes que son funcionarios públicos, dice Luis Guerra, coordinador de Formación Política de Imbabura. Y según Napoleón Paredes, secretario encargado de la misma sede, el carné puede ser presentado en las entidades públicas para que sean atendidos “con toda la calidad” necesaria.

Alexis Mier, director cantonal de Manta, indica que las brigadas se ubican en puntos estratégicos. En su caso, una es en Los Esteros para captar a los simpatizantes que trabajan en las empacadoras de pescado; otra en la parroquia Manta donde hay afluencia de estudiantes y profesionales.

Giovanny Benítez, director de Santo Domingo, acepta que hay un grupo al que no han llegado con tanta facilidad: los jóvenes. Su percepción es que no están muy interesados en la política y por eso planifican estrategias específicas para acercarse a ellos.

Otro problema que encontró el movimiento es en las zonas rurales. Según Monge, hay dificultades de accesibilidad y conectividad en ciertos sectores, como en la Amazonía. Pero de todas formas el proceso se ha llevado adelante. La intención es llegar a todo el territorio, incluidas las tres circunscripciones del exterior donde también se realizan jornadas.

El director de Azuay, Javier Serrano, apunta el objetivo a mediano plazo: contar con un padrón para las elecciones de las directivas parroquiales, cantonales y provinciales. Solo aquellos que cuenten con la identificación podrán elegir y ser elegidos. La campaña termina el 15 de septiembre; en enero empezará la planificación de las convenciones.

El carné cuenta con un chip inteligente que contiene la información de los adherentes. Esto facilitaría la organización del movimiento. Además, aunque el proceso estará abierto permanentemente, cuando cierre la campaña contarán con un mapa detallado sobre su militancia, ubicación, profesión, estado civil, género y edad.

Al terminar con el registro, los adherentes reciben el régimen orgánico y la revista del movimiento; y se marchan con el ofrecimiento de recibir capacitaciones y participar de las actividades y decisiones de Alianza País.

Esta campaña es parte del proceso de reestructuración, que busca, además de ganar simpatizantes, formar nuevos cuadros. La capacitación fue uno de los postulados de la última convención nacional de cara a las elecciones del 2017.

En contexto

En la convención nacional de Alianza País del 1 de mayo pasado, en Esmeraldas, se estableció que es necesario desarrollar la formación política a los militantes de base para tener un mayor conocimiento de las políticas públicas.

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