Chavismo: el control ‘digital’

La señora hace la compra y se lleva dos docenas de huevos, cuatro litros de leche, seis latas de atún, 10 kilos de papas. Paga y corre a meterse en un taxi que se pierde, raudo, por las calles de Caracas.

El chavista inmaduro ve en aquella ama de casa una conspiradora. El producto de su compra irá a un comerciante contrabandista que lo despachará a la frontera.

El heredero político del líder inmortal habló con un pajarito. Acto seguido mandó a tapizar la frontera cada noche con alambradas y guardias armados. Él cree que la derecha asedia fraguando una escasez ficticia y beneficiando a los vecinos del sur.

Ahora la idea es colocar en cada supermercado y tienda de barrio un capta-huellas. Una brillante idea, verdaderamente re-vo-lu-cio-na-ria.

Como en los tiempos del extraperlo y las dictaduras que devastaron la producción agrícola se trata de imponer un rígido control al contrabando, a la fuga de productos.

La verdad es que los productos no se fugan sino que no existen en cantidades suficientes para abastecer la creciente demanda de consumo de la mayoría de la gente en Venezuela. Tampoco hay plata que alcance.

Con una extracción petrolera que cualquier país envidiaría, la producción de comida no ha crecido en proporción de la demanda. Venezuela se acostumbró, desde la época de los partidos, a importar alimentos hasta whisky escocés en cantidades abundantes.

El chorro petrolero alcanzaba para el derroche. Hoy la economía ya no da más.

Ahora se trata de culpar a los escuálidos, al imperialismo, a la oposición, a los enemigos de la revolución, de ese y todos los males sembrados en años de desgobierno.

A cuatro largos meses de las fuertes protestas populares, con líderes políticos presos o que tienen sus derechos conculcados ahora el heredero inútil se inventa el control digital para seguir a cada ama de casa y tratar de combatir por el hambre la escasez que la inoperancia sembró. Impresentable.

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