La Policía, acompañada de caballo y perros antimotines dispersó la concentración opositora en la plaza de San Francisco. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO.
Fueron dos manifestaciones políticas que se dieron en varias ciudades del país. Sobre todo en Quito, la capital, las multitudes llenaron las plazas.
Por una parte, en la Plaza Grande, el oficialismo se congregó alrededor de una tarima para escuchar al Presidente, a los ministros, asambleístas y líderes de Alianza País.
Pero en la plaza de San Francisco, la movilización de trabajadores y organizaciones sociales no pudo terminarse. Un grupo de policías antimotines dispersó la marcha.
Había comenzado cuando unos jóvenes provocaron a los uniformados. Estos respondieron de inmediato y comenzaron a ingresar a la plaza. Los movilizados empezaron a gritar que se trataba de una marcha pacífica, que solo estaban escuchando a los dirigentes proclamar sus discursos.
De pronto, voló un palo hacia la policía que respondió con perros y caballos. Y la plaza fue desalojada.
A pocas cuadras de allí, el escenario era todo lo contrario. Era lo que el oficialismo llamó la concentración de la alegría.
Junto a la puerta principal de la Catedral se instaló una tarima desde donde se pronunciaron los discursos y también se presentaron artistas como Jesús Fichamba, Trío Pichincha o La Vagancia. “Unidos por la Revolución del Trabajo” fue la leyenda que abanderó el evento convocado por Alianza País, a la vez que otras como “El pasado no volverá” fueron recurrentes entre los carteles.
La secretaria de Alianza País, Doris Soliz, fue la primera en subir a la tarima. Ahí recordó los logros laborales durante estos siete años de Gobierno, y lo hizo con cifras: que antes, con la explotación laboral, el salario era de USD 170 y que ahora el salario digno es de 340; que con el nuevo Gobierno se logró que todos los empleados sean afiliados a la seguridad social, que del 26 se pasó al 43%.
Pero más allá de esos logros, insistió con el discurso que el oficialismo maneja desde el 23 de febrero: “Es la hora de sumar esfuerzos para detener la restauración conservadora”. Su público le acompañaba con la consigna de “los golpistas no pasarán, con el pueblo se toparán”, entre otros.
Fueron 12 las cuadras que logró sumar la movilización de protesta, que comenzó a las 16:00 frente a la sede del IESS. Pero la jornada se inició una hora antes, con un plantón en las afueras de la Corte Constitucional. Unos 300 sindicalistas de Azuay, Guayas, Morona Santiago, Zamora Chinchipe y Pichincha exigían a los jueces un pronunciamiento sobre el proyecto de enmiendas del oficialismo.
Los manifestantes salieron escoltados por dos cordones policiales, uno a cada costado. Además, dos helicópteros vigilaban su trayectoria.
En la primera fila marcharon Mesías Tatamuez, Julio César Trujillo, José Villavicencio, Édgar Sarango, Byron Celi, Jorge Herrera, Pablo Serrano, Nelson Erazo entre otros líderes. Todos tomados del brazo.
A la altura de Carondelet, en la calle García Moreno, un grupo de manifestantes se detuvo frente a la barrera policial para gritarles a los simpatizantes de Alianza País.
Pero no sabían que más adelante, en San Francisco, les esperaba una sorpresa. Alrededor de las 17:30 llegaron a su lugar de destino. Allí los aguardaba una gran pancarta del oficialismo de unos 10 metros de largo. En el texto decía “Unidos por la revolución del trabajo”.
Entre gritos la gente descolgó la pancarta, la rompió y quemó en la calle. Solo entonces se dirigieron al centro de la plaza para celebrar su llegada.
Eran las dos caras de una moneda política que se repitió en todo el país. En otras ciudades como Loja, Manta, Cuenca, Guayaquil, entre otros, el sindicalismo se movilizó en el día bautizado como 17-S.
En Cuenca, los trabajadores, maestros y estudiantes llenaron la plazoleta de Santo Domingo, en el Centro Histórico. Fueron cinco cuadras de los militantes de los sindicatos del Gobierno Provincial, Municipio de Santa Isabel, empresas municipales Etapa y Aseo. También, militantes del MPD, UNE, además de los grupos indígenas.
No ocurrió lo mismo en el parque Abdón Calderón, sitio de concentración del oficialismo, que lució semivacío. Pero tuvo un importante resguardo policial en todo el recorrido, sobre todo para el parque Calderón. Allí, como en Quito, también hubo una presentación artística.
En Loja, unas 500 personas, custodiadas fuertemente por la Policía, se reunieron en la plaza de San Sebastián y marcharon hasta la Gobernación provincial. El ingenio brilló cuando colocaron un cartel verde sobre dos borregos. Según los manifestantes, representaban a los asambleístas de Alianza País en la provincia.
En el trayecto de cuatro cuadras se sumaron manifestantes, particularmente indígenas saraguros. La multitud sumó unas 1 000 personas, que se concentraron por media hora en la calle Bolívar, junto a la Gobernación.
El cordón policial no permitió el paso de los manifestantes, tan solo para una delegación que entregó un manifiesto a la gobernadora Verónica Ojeda.
En Guayaquil, aproximadamente 1 000 sindicalistas y miembros de distinas organizaciones expresaron su rechazo a las últimas medidas económicas del Régimen.
La caminata comenzó al pie del parque Centenario, en las calles Santa Elena y 9 de Octubre, y terminó en la plaza San Francisco, tras un recorrido que pasó por la Caja de Seguro, la Bahía y el Museo Municipal.
“Correa, te reto a vivir con USD 340”, rezaba una de las pancartas que portaban miembros de la Unión General de Trabajadores del Ecuador.
El Fondo de Cesantía del Magisterio Ecuatoriano (FCME), en cambio, portó carteles con frases como “FCME decimos no al Biess”. Marlon Tenecela, vicepresidente del gremio, se refirió al proyecto de Código Laboral. “Esta ley busca quitar los fondos privados”, dijo. Además hizo un llamado al Presidente de la República a reformar el proyecto de ley.
En Manabí, la marcha recorrió las calles de Portoviejo durante una hora. Mery Zamora, dirigente histórica de la UNE, manifestó que esta marcha es apenas el principio de una serie de movilizaciones que se darán en el país. “Minimizaron la convocatoria de las fuerzas sociales, pero ahí estamos y salimos a las calles”, señaló.