Jessica Guapi se autodefine como descendiente de los indígenas puruháes. Ella coordina las operaciones en el ECU911. Fotos: Juan Carlos Pérez/ El Comercio
La interculturalidad en ECU 911 de Santo Domingo de los Tsáchilas se refleja en afros, indígenas y tsáchilas.
Ellos están en cargos estratégicos de las áreas operativas y administrativas, donde incluso tienen la potestad de tomar decisiones.
De las 100 personas que laboran en este centro local, tres son afrodescendientes, una es kichwa y una es tsáchila.
Los afros (dos mujeres y un hombre) son supervisores y evaluadores de llamadas y videovigilancia. La indígena Jessica Guapi es el nexo entre el ECU y las instituciones de respuesta como la Policía, Bomberos, Cruz Roja… En la jerarquía institucional este puesto es el segundo en importancia, después del gerente.
La tsáchila Celinda Calazacón en cambio es auxiliar en el departamento administrativo. Tiene un año y 10 meses en sus funciones, pero su cargo no cumple con las expectativas que la nacionalidad Tsáchila esperaba cuando hace dos años se inauguró este servicio.
El gobernador de la etnia, Javier Aguavil, señala que no se ha cubierto la necesidad de incorporar a tsáchilas en la recepción de las llamadas.
Considera que si hubiesen nativos de su nacionalidad se facilitaría el diálogo en su idioma, el tsáfiki, y la localización de las comunas donde viven.
Por ejemplo, hace cuatro meses los tsáchilas de la comuna Cóngoma retuvieron a varias personas que decían ser policías, pero como vestían de civiles pensaron que se trataba de sospechosos.
Juan Aguavil recuerda que en ese entonces llamaron a los servicios de emergencia, pero como algunos agentes que iban a verificar lo ocurrido no daban con el lugar, tuvieron que retener a los extraños hasta la noche.
Para las autoridades del ECU 911, estos problemas no son un argumento sólido para tener a tsáchilas en el área operativa. El gerente de la entidad, Cristian Macías, dice que de las 1 956 emergencias registradas en 9 914 llamadas, en 2014, no se tuvo reporte de comunicaciones en el idioma tsáfiki.
“Considerando el total de habitantes de Santo Domingo (368 013) no se vio la necesidad de tenerlos como enlace con sus habitantes, ya que nuestro servicio es para todos y por igual. Además la provincia es una zona de paso de personas de otras regiones y países”.
Macías también asegura que si el argumento es tener a personal por cada región cultural o sectores poblacionales se debería tener a operadores exclusivos para indígenas, chachis, tsáchilas y extranjeros. Por eso cree que esta justificación no aplica para Santo Domingo.
En el ECU 911 de Ibarra sí se lo hace porque su población indígena alcanza el 25.8%. Ahí trabajan tres operadores – traductores del idioma kichwa.
Pero el ECU de Santo Domingo tiene un plan B en caso de que se presentara una llamada en el idoma de los tsáchilas.
Celinda Calazacón, además de ser funcionaria administrativa, está en la capacidad de atender una llamada de alguien de su etnia. El celular que usa está interconectado con el sistema tripartito del ECU 911, que le transfiere una comunicación en caso de que un operador recepte una llamada en tsáfiki.
Ella puede atender la llamada en tiempo real, incluso sin necesidad de estar dentro de las operaciones, sostiene Macías.
La gran parte de comunicaciones que recibe este servicio de emergencias de aborígenes son por mordeduras de serpientes, caídas y casos de delincuencia común.
El gobernador tsáchila, Javier Aguavil, sugiere que la inclusión de Celinda Calazacón debería abrir otros espacios para integrantes de la etnia.
Él señala que hay más de 130 jóvenes que están capacitados con las exigencias de las nuevas tecnologías de la información y comunicación para afrontar retos. El ECU 911 no descarta analizar sus perfiles.