Una pequeña población chachi se instaló en la isla Luis Vargas Torres

CHACHI

CHACHI

Las mujeres chachis de la isla practican en las tardes su idioma nativo, el chapalá. Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO.

Las plantas de algodón que crecen sobre una ramada de caña guadúa proporciona sombra a un grupo de mujeres chachis. Ellas habitan en la isla Luis Vargas Torres, frente de la ciudad de Esmeraldas.

Descansar bajo la sombra de los árboles y mantener prolongadas conversaciones en su idioma, el chapalá, es parte de las costumbres de esta etnia. Una pequeña población se asentó en la isla hace 15 años.

Unas 60 familias chachi ocupan un área de la isla, donde a más de conservar la tradición de cultivar plátano, papaya, caña y yuca, disfrutan del río y las bondades del manglar.

Estas familias llegaron de varios sitios chachis, como Naranjal, Corriente Grande, Pichiyacu Grande, Pichiyacu Pequeño, Playa Grande, Calle Mansa, San Migue, La Ceiba, en el norte de la ‘Provincia Verde’.

Según el censo del 2010, en la isla habitaban 600 familias, de las cuales 100 eran chachis. La población ha aumentado en estos cuatro años.

El 80% de los habitantes migró para estudiar y el resto para trabajar. Elvia Aña llegó para prepararse y está en quinto ciclo de la carrera de Ingeniería Forestal, en la Universidad Luis Vargas Torres.

María Largo, de 18 años, reside en la isla desde hace tres años. Es de Playa Grande, también del norte de Esmeraldas. Tenía que terminar la secundaria, pero su embarazo no le permitió. “No era lo que quería, pero ahora espero que mi hijo esté más grande para continuar estudiando”.

En la isla, un 60% de las casas es de caña y construcción mixta. Los chachis conservan su tradición de construir las viviendas con tablas y techos de cade (especie de paja). Las calles no tienen asfalto y en verano se llenan de polvo.

La falta de servicios básicos es un problema y se agudiza con el aumento de la población en esta isla. William Largo, un chachi que vive hace 10 años ahí, dice que el agua llega cada tres días y a veces demora hasta dos semanas; por eso deben comprar botellones en las tiendas. Tampoco tienen el sistema de alcantarillado y construyen pozos sépticos.

Según el Municipio de Esmeraldas, un 27% del área urbana no tiene agua potable y un 22% está sin alcantarillado.

Largo comenta que la poca agua que compra sirve para cocinar y beber, pues para lavar la ropa y bañarse usan la del río Esmeraldas, que está a escasos 200 metros de su casa.

Por medio de la Federación de Centro Chachis de Esmeraldas, que agrupa a 29 centros, los habitantes han pedido que se hagan las gestiones ante el Municipio esmeraldeño para que se legalicen las tierras que habitan y así contar con los servicios básicos.

También, quieren estudiar. Un grupo de 100 jóvenes chachis, que son parte de una asociación, han solicitado a la Universidad Luis Vargas Torres, que les den facilidades para estudiar, a través de un programa de becas.

El rector Luis Pacheco dice que eso es posible dentro del proceso de reinserción cultural, que busca la formación profesional de ellos. Este además contempla planes productivos. En el sitio Santa María de Los Cayapas, la Universidad impulsa un proyecto de la siembra de cacao y acuacultura.

Suplementos digitales