La lluvia dejó de caer en el valle de Íntag, en el occidente de Imbabura, los últimos dos días.
Eso permitió que, la mañana de ayer, 13 de mayo, un equipo del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) hiciera un sobrevuelo en un helicóptero militar, por esta zona afectada.
Desde el aire se puede observar que la carretera que conecta a las siete parroquias de Íntag, declarada en emergencia desde el pasado domingo, está taponada por los deslaves en varios tramos. El río Íntag, que cruza por el valle subtropical, se mostraba crecido.
La mañana de ayer, en el edificio del ECU-911, de Ibarra, se evaluaron los daños que causaron los aguaceros de la noche del sábado y madrugada del domingo. “Unas 200 personas están afectadas por daños e inundaciones en sus viviendas y problemas en sus cultivos, entre otros”, señaló Wilmer Taboada, gobernador y presidente del COE de Imbabura.
También dijo que el problema es mayor en las comunas de Chontal Bajo y La Magdalena, en la parroquia García Moreno. Ahí el panorama es desolador. La vía de ingreso está cubierta por tierra, piedras y troncos, que descendieron de las lomas aledañas.
Un técnico explicó que esa zona es vulnerable a deslaves porque está ubicada en medio de montañas. Hasta la tarde de ayer, varios tractores intentaban abrir la vía principal.
Entre tanto, el tráfico en camionetas y autobuses está suspendido desde hace tres días. Lauro Lucero, vecino de García Moreno, comentó que para salir a la ciudad de Cotacachi, situada a 80 km, empleó cuatro horas movilizándose a pie, en motocicleta y en bus. Los propietarios de las motos aprovechan movilizando a los vecinos. El pasaje cuesta entre USD 5 y 15; todo depende de la distancia y el estado de la vía.
El COE llegó con 200 raciones alimenticias, para asistir a los damnificados. Cada una pesa 50 libras y contiene arroz, azúcar, aceite, atún…
La Coordinación Zonal de Educación suspendió las clases durante esta semana. Entre tanto, se instalaron albergues en escuelas y casas comunales de Chontal Bajo y Magdalena, ante el temor de la gente a posibles deslaves.
Azuay sigue en alerta
Pese a los daños y las pérdidas económicas ocasionadas por las lluvias en varios cantones de Azuay, las autoridades provinciales del Comité de Operaciones de Emergencia no creyeron factible emitir una declaratoria de emergencia. Pero dispuso que las entidades estén en alerta.
En la mañana de ayer no llovió en la capital azuaya, más bien el sol se impuso sobre el cielo. Por eso, los ríos que se desbordaron el fin de semana mermaron sus caudales. Las viviendas de Tarqui y Victoria del Portete, en el sur de Cuenca, ya no están anegadas, pero quedaron enlodadas por dentro.
El caudal del río Jubones también empezó a descender, pero no lo suficiente para reconstruir el muro de contención provisional, en uno de los 10 frentes de trabajo del proyecto hidroeléctrico Minas – San Francisco, en el kilómetro 91 de la vía Cuenca – Pasaje. Esta obra era para desviar el río y construir la represa.
Por este lugar siguen incomunicados tres poblados del cantón Santa Isabel por la crecida del Jubones y la afectación de dos puentes. Las clases continúan suspendidas para no poner en riesgo la vida de los niños y jóvenes, que deben cruzar puentes para llegar a los centros educativos.
En tanto, las vías principales Cuenca – Pasaje, Cuenca – Molleturo y la Gualaceo – Limón que estaban interrumpidas por deslizamientos ya están expeditas al tránsito vehicular, tras la limpieza de los escombros por parte de las empresas adjudicatarias del mantenimiento y organismos seccionales.
El gobernador de Azuay, Humberto Cordero, señaló que el COE mantiene reuniones diarias para conocer cómo avanzan las tareas encomendadas a cada institución y conocer si se han registrado nuevos problemas en la provincia.
En contexto. El invierno de este año ha sido irregular en la Costa y Sierra. Las lluvias no cayeron durante los primeros meses, como ocurre normalmente, sino en este mes. Las intensas precipitaciones de la última semana inundaron zonas de Azuay e Imbabura.