Los desconocidos se sustrajeron la mochila que llevaba en la espalda y un teléfono celular. Luis Y. salía de su jornada estudiantil en un colegio del centro de Esmeraldas, a las 13:15. De pronto fue abordado por dos jóvenes. “Tendrían entre 18 y 20 años”.
Usaban gorras, zapatos deportivos de marca y camisas y pantalones que parecían nuevos. “No levantaban sospechas. Me imaginé que iban a ver a las chicas como ocurre todos los días fuera de los colegios”, dice el estudiante.
Pero cuando él caminó cerca de ellos, uno lo abrazó y puso un cuchillo a la altura de su estómago. El alumno no supo qué hacer. Sucedió tan rápido que pocos lo notaron. “A esa hora no había policías en el lugar para que salieran en mi auxilio”, asegura Luis Y.
Desde entonces, cuando suena el timbre de salida se une a un grupo de 10 compañeros para estar más seguro. Lo hacen desde el año anterior. Es la única forma de evadir los asaltos.
Las afueras de las escuelas y colegios se han vueltos inseguras. Especialmente en los planteles cuya población sobrepasa los 1 000 estudiantes.
A las 06:30, 13:30 y 19:15, con la entrada y salida de los estudiantes, las calles Ramón Tello y avenida Libertad, Eugenio Espejo, José Joaquín Olmedo y San José Obrero se llenan de estudiantes. Es cuando la delincuencia aprovecha para los atracos.
El problema es generalizado. En los planteles que no están en el casco urbano también se han registrado novedades. Los maestros coinciden en que se han cansado de denunciar los robos.
Algunos de los sospechosos, incluso, han ingresado a los planteles, aprovechando el tumulto a la hora de la salida o entrada.
Jesús Simisterra, inspector general del Instituto Eloy Alfaro, dice que falta mayor control policial. “Que se hagan patrullajes en las horas que se dan los robos y que se detenga a los delincuentes que ya son conocidos”.
El Instituto ha hecho su parte redoblando la seguridad del plantel. Contrató guardias de seguridad para vigilar la calle principal por donde entran las estudiantes.
A pocos metros está una Unidad de Policía Comunitaria (UPC). Sin embargo, según los moradores, casi no se observa a los gendarmes en el lugar.
Dos maestras fueron asaltadas en la puerta del plantel, hace 15 días. Los desconocidos portaban armas de fuego.
En el 2011, la Policía receptó 539 robos a personas. Esto fue 184 más que en el 2010. En lo que va del año la cifra ya es de 131, en Esmeraldas.
La alumna Susana G. dice que ha tenido que modificar sus horarios de entrada y salida para evitar ser víctima de la delincuencia. Ahora llega a las 07:00, cuando la campana de ingreso está por sonar. No quiere que le ocurra los mismo que a una de sus amigas, que llegó temprano a clases. “Se le llevaron una calculadora y el celular. La dejaron muy asustada”.
“Creo que debe retomarse el tema de la cuadra segura”, dice la estudiante. Ese sistema se implantó hace tres años, pero ahora se observa a menos policías en las cuadras vigilando.
De acuerdo con la Unidad de Operaciones de la Policía de Esmeraldas, los controles se hacen en las afueras de las escuelas y colegios de lunes a viernes, a las 06:00, 12:00 y 18:00. Pero los estudiantes aseguran que esto no se cumple. Además, los asaltantes conocen las rutinas de la Policía y estudian los mejores sitios para abordar a sus víctimas.
Más ocurre cuando van a subir a los buses o en los pasajes desolados o en las cuadras donde saben que no hay policías.
El lunes y el martes de la semana anterior, por ejemplo, no hubo uniformados en las afueras de seis planteles del centro de la ciudad, al mediodía.
Esto, pese a que la Policía insiste en que hay motorizados que tienen la orden de permanecer en los sitios 60 minutos, luego de la salida de los estudiantes.
Un policía asegura que no siempre se puede estar el puesto de control, ya que si se presenta una emergencia en otro sector de la ciudad reciben la orden de apoyar. Además, tienen que organizar el tránsito y sancionar a los conductores que faltan a la Ley. “No se puede hacer todo a la vez”.
El alumno Luis Y. cree que se deben crear brigadas especiales con los mismos estudiantes, profesores y padres para contribuir con la seguridad en los alrededores de los planteles. Podrían ser dirigidas por los mismos policías.
El nuevo comandante de la Policía, Fausto Carrillo, dijo que analizará la propuesta.
Una guía para evitar asaltos en las afueras de los colegios
Los alumnos tienen que caminar en grupos de mínimo cinco integrantes desde que salen de clases hasta que logran subirse a los buses en las paradas.
Es recomendable no usar o apagar los celulares en los sitios considerados peligrosos para que no despierten la atención de los delincuentes. No los lleve a la mano.
Si al salir del colegio hay personas sospechosas, no avance. Pida a su inspector o profesor que llame al 101. Una patrulla de la Policía llegará al lugar y dará seguridad.
Al cruzar la calle, los alumnos no solo deben estar atentos a los vehículos, sino también a quienes están cerca. No llamen la atención con mochilas costosas.
Las alumnas deben guardar sus joyas al salir de clases. No use maletas especiales para computadores portátiles o calculadoras. Evite que estén a la vista.
Mientras camina y cuando espere el bus en la parada, mire si hay personas sospechosas. No lleve armas en la mochila, pues pueden ser usadas en su contra.