Édison Lanza: ‘No voy a mirar hacia el costado con la situación de la prensa en Ecuador’

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Recién asumido en el cargo como relator especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el uruguayo Édison Lanza sostiene que todavía no sale de su asombro.

Al constatar la difícil situación diaria de la libertad de expresión en el continente, comentaba el domingo a los participantes de la Asamblea General de la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP), que se realiza en Santiago de Chile, y a la que asistió la presidenta Michelle Bachelet, quien defendió las libertad de prensa como valor democrático siempre y cuando la información sea una responsabilidad frente a la ciudadanía.

“No hay lugar para los débiles”, dijo Lanza en un diálogo con el rotativo chileno El Mercurio. Añadió que “la región tiene un problema cuando hay violencia en los temas de libertad de expresión y en las discusiones o en las actividades de los periodistas. Tenemos un problema cuando hay polarización en la discusión de los temas de libertad de expresión y de derecho a la información y de DD.HH. Y quiero contribuir a que ese clima cambie”.

¿Cuáles son los principales problemas y cuáles van a ser las prioridades de su gestión?

Llevo 10 días hábiles al frente de la Relatoría y estamos registrando problemas y situaciones de vulneración de la libertad de expresión en muchísimos países. Temas que tienen que ver, en primer lugar, con la situación más grave y más urgente que es la brutal violencia que hay contra periodistas y comunicadores. Esta semana se han registrado tres asesinatos de periodistas y otras tantas agresiones. En algunas de ellas se está estableciendo que hay asociaciones entre autoridades locales y el crimen organizado. Estamos ante una situación donde hay una violencia selectiva contra los comunicadores.

¿Cómo cree que la Relatoría puede enfrentar esos casos?

Es un buen momento para revisar cómo se han aplicado algunas medidas y qué efectos han tenido. Siempre los congresos tienen que construir este tipo de leyes que afectan a los derechos humanos de acuerdo a los estándares del derecho internacional. Pero una vez aprobadas estas leyes, hay que ver cómo se han aplicado.

¿Le preocupan las presiones políticas en su cargo?

Como asumí hace dos semanas, mi primera actitud debe ser estar abierto a hablar con todos los países. De hecho, estoy visitando, respondiendo a las invitaciones de los países o de instituciones, organizaciones o universidades; estoy tomando mucho trabajo en ir a los países. Mi primer mensaje es que la Relatoría está dispuesta al diálogo y tiene señalamientos. De algún modo, hago míos los informes que ha dictado la Relatoría en los últimos seis años. Y entonces, cada vez que voy a un país, veo los antecedentes y los problemas.

Esos informes mencionan a Venezuela y Ecuador como los países más críticos no solo en términos de violencia, sino que también por razones políticas, de Estado. ¿Qué puede hacer la Relatoría frente a esos países?

La Relatoría tiene una serie de instrumentos, como su informe anual o los casos que lleva ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Eso no se mide por el nombre del país del que viene el problema, sino por la gravedad del asunto y la vulneración de los derechos. Yo nunca miro para el costado y no voy a mirar para el costado así sea Venezuela, Ecuador, Uruguay o Chile el país denunciado. Si la denuncia tiene asidero y consideramos con todos los elementos que hay una vulneración, vamos a aplicar las herramientas que sean adecuadas: una denuncia, una medida cautelar aprobada por la Comisión, y si es un caso ante la Corte, será eso.

¿Cuál es el legado de su predecesora, Catalina Botero?

Como la anterior relatora -es una obsesión en mi caso-, hay que tener rigor ante las denuncias. No cobramos penal por los gritos, como si fuera una cancha de fútbol. Estamos siempre documentándonos, pidiendo información de los Estados, de la sociedad civil, y cuando llegamos a una valoración, nos pronunciamos, porque ese es nuestro mandato.

Perfil

Quién es. Abogado uruguayo, tiene estudios de posgrado en libertad de expresión. Ha representado casos emblemáticos de DD.HH. en su país.
Su punto de vista. No hay lugar para los débiles ante la cada vez más restringida libertad de expresión que se vive en el región.

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