Gabriela Rivadeneira, presidenta de la Asamblea Nacional. Foto: Armando Prado / El Comercio
Gabriela Rivadeneira recibió a EL COMERCIO en su despacho pocas horas después de que la Asamblea Nacional condenara el informe de la Sociedad Interamericana de Prensa sobre la libertad de prensa en el país, tres días antes de que la Corte Constitucional emitiera la sentencia sobre las enmiendas a la Carta Magna.
¿No le parece extraño, políticamente incorrecto cuanto menos, que se debata las enmiendas en diciembre, el mes más apolítico, cuando todos están bailando?
Pero no se debe de la actuación de la Asamblea. Entregamos hace más de dos meses el paquete de enmiendas.
Pero se puede sospechar que se hicieron las cosas para que sea diciembre el mes del debate parlamentario…
Es la Corte la que marcó los tiempos. Hemos sido respetuosos; acudimos a la audiencia pública cuando fue convocada por la jueza relatora, hemos hecho nuestras descargas.
Entonces, las cosas están funcionando como un reloj. En diciembre van a aprobar en primer debate…
Sí. Pero hay que recordar también que hemos estado meses y años, discutiendo la reelección. No olvidemos, independientemente de la fecha del tratamiento, que son debates públicos y que han estado en los medios de comunicación. Además, tenemos 12 meses para divulgarlas y discutirlas.
Las encuestas, incluso las cercanas a la Asamblea, dicen que la mayoría quiere que se la consulte… Y ya que están tan pendientes de las encuestas, ¿por qué no les hacen caso?
Puede ser, y hay iniciativas.
De la oposición, no de AP…
Como Presidenta de la Asamblea, tengo que ratificar mi posición de que estamos asumiendo una función permitida por la Constitución al presentar una enmienda. Como militante y dirigente soy absolutamente respetuosa de cualquier iniciativa, tanto interna como externa, que se pudiera presentar; y eso trabajaremos en su momento. Pero he sido clara: hemos tomado una decisión como bloque mayoritario al presentar este paquete de enmiendas y bajo esa lógica tenemos que ser respetuosos con lo que hemos dicho. No nos encerraremos entre los 137 asambleístas sino haremos un debate sumamente profundo.
¿Hace falta cambiar el Código de la Democracia para la reelección?
No hace falta porque la Constitución es superior.
Es decir, que en este caso la prelación sí funciona, pero en otras no, como acomodar la Constitución a una ley para que la comunicación sea un servicio público…
Tiene otra lógica. Es coherencia, no prelación. Estamos enmarcados en todos los procesos referentes a la comunicación: Constitución de Montecristi, consulta popular, aprobación de la ley. La comunicación como servicio público ampararía todas las políticas que puedan ejecutarse incluso desde la Supercom al nivel de hacer control, seguimiento y sanción a medios que incumplan la normativa constitucional.
Un Estado sancionador. ¿No es engorroso que siempre estén buscando una sanción?
Me pregunto si las constituciones hechas a medianoche y en acuerdo con los militares no implementaron sanciones. Otra cosa es que no se cumplieron.
¿Pero no estamos viviendo el nuevo país, la nueva política?
De acuerdo.
Entonces, ¿están haciendo lo mismo que siempre han condenado?
Lo que se está haciendo es cumplir y hacer cumplir el mandato constitucional y el mandato del Estado, que antes no se hacía.
Las encuestas hablan también de una caída de popularidad de la Asamblea…
He dicho con mucha firmeza que lanzar un indicador en ese entorno es absolutamente irresponsable. Este período legislativo es el que mayor credibilidad ha tenido en la historia.
La encuesta no dice que no tenga credibilidad sino que hay tendencia a la baja…
Son diferentes análisis del entorno. Hemos tenido que tomar decisiones que han tenido una campaña de comunicación en contra, medios de oposición y eso va sumando.
Y también fuertes campañas de comunicación del Estado que son favorables…
Hablo desde el Poder Legislativo; quizá falta comunicar mejor las cosas buenas que hacemos desde la Asamblea.
Seguramente ha visto en redes sociales que a la Asamblea se la califica de ‘levantamanos’…
Y eso se ha dicho desde antes, desde Montecristi. Pero hemos demostrado que somos más efectivos en dar respuestas a las necesidades de la población. Y eso nos ha dado la confianza para tener una mayoría legislativa hoy por hoy.
Pero cuando hay discrepancia, hay sanción. Y se lo vio con las tres asambleístas sancionadas por apoyar la despenalización del aborto.
Las discrepancias se las lleva al interior. Tenemos una dinámica de reunión semanal de bloque. Hay diferencias, pero tomamos decisiones mayoritarias. Nos debemos a un movimiento que tiene una organicidad y una disciplina. Somos categóricos en eso. Las discusiones internas del bloque se van manifestando en un marco democrático, pero las decisiones deben ser respetadas.