Mujeres buscan más participación en Parlamento uruguayo pero les cuesta hacerse lugar

La llamada 'ley de cuotas' se aplicará por primera vez en las elecciones de Uruguay para brindar espacio a las mujeres en las cámaras. Foto: AFP

La llamada 'ley de cuotas' se aplicará por primera vez en las elecciones de Uruguay para brindar espacio a las mujeres en las cámaras. Foto: AFP

La llamada 'ley de cuotas' se aplicará por primera vez en las elecciones de Uruguay para brindar espacio a las mujeres en las cámaras. Foto: AFP

Uruguay, a la vanguardia regional en políticas de género, tiene paradójicamente bajísima participación política de las mujeres. En las elecciones del domingo se aplicará por primera y única vez una ley de cuotas para darles un mayor lugar, pero las organizaciones feministas advierten que las trampas están a la orden del día.

La aplicación de la cuota en las listas para integrar las cámaras de Diputados y Senadores “ha sido absolutamente minimalista: en la mayoría de los sectores políticos han cumplido en colocar a las mujeres en el tercer lugar en un porcentaje muy grande de listas”, indicó a la AFP Lilián Celiberti, coordinadora del colectivo feminista Cotidiano Mujer. "Y si las mujeres no están en el primer lugar difícilmente van a salir" electas, explicó.

La ley aprobada en 2009 estableció que “las listas deben incluir personas de ambos sexos en cada terna de candidatos, garantizando un tercio de mujeres como mínimo en dicha lista”. La meta es que al menos 30% de las bancas sean ocupadas por mujeres.

Pero de hecho la cuota puede ser efectiva para el Senado, donde la circunscripción es nacional, o en departamentos con mucha población, que tienen varias bancas de diputados. En cambio, si las mujeres son colocadas en tercer lugar difícilmente puedan salir electas en las circunscripciones más pequeñas, ya que al tener solo dos o tres bancas terminan entrando a la cámara baja solo los líderes de cada sector, casi siempre hombres.

Otra treta denunciada por las organizaciones feministas es que en algunos casos se incluye a mujeres en la lista para que luego renuncien al cargo, maniobra conocida popularmente como colocar “juanitas”.

Actualmente solo el 14% de los legisladores son mujeres, muy por debajo de la media mundial de 21,8%; según Naciones Unidas, Uruguay está en el lugar 103 de 147 países, liderados por Ruanda, solo superando a Brasil (124) en la región.

Y a diferencia de sus vecinos, Argentina y Brasil, ninguno de los partidos políticos que aspiran a la próxima presidencia incluyó mujeres en su fórmula política.

“En Uruguay las mujeres participan muchísimo en los movimientos sociales pero hay una relación muy patriarcal de la política que sigue imperando” y que constituye “un obstáculo cultural fuerte”, explicó Celiberti. “Esta ley fue aprobada por única vez, lo que demuestra un grado de resistencia del sistema político fortísimo”.

No se trata de falta de formación, aclaró, recordando que las mujeres son el 60% de los egresados universitarios del país.

A eso se suma que en el país muchas veces las acciones afirmativas de este tipo “son vistas como una discriminación, entonces todavía sigue habiendo rechazos”. “Hay mujeres que dicen: 'Yo no quiero llegar por una cuota, me parece vergonzoso'. Es poner el acento en un aspecto secundario del problema, cuando lo vergonzoso es la desigualdad” , enfatizó.

Discurso progresista, práctica machista

Uruguay tiene una larga tradición de leyes sociales de avanzada: fue el primero de Sudamérica en admitir el divorcio por la sola voluntad de la mujer (1913) o en permitir el voto femenino (1927).

En este país sudamericano de 3,3 millones de habitantes el aborto estuvo permitido entre 1933 y 1938; luego estuvo penalizado durante décadas hasta una nueva ley que lo habilitó en 2012. “El problema es que en términos discursivos y de leyes Uruguay es muy progresista pero en términos de lo que pasa realmente en la vida cotidiana es muy diferente”, evaluó Teresa Herrera, doctora en Ciencias Sociales.

“Hay un problema cultural serio, pero bien a la uruguaya, por eso es más difícil de combatir y erradicar”, indicó a la AFP.

“Somos un país tan civilizado. Pero sin embargo los números muestran que las mujeres siguen ganando un 25% menos -salvo en el Estado- y siguen haciendo casi el 70% del trabajo no remunerado”, añadió Herrera, explicando que “detrás de un discurso políticamente correcto hay una sociedad tremendamente machista”.

Pese a las dificultades, Celiberti confía en que en la nueva legislatura, a partir de 2015, aumentará ligeramente la cantidad de mujeres en el Parlamento y se podrá presionar para aprobar una nueva ley paritaria que posibilite un cambio mayor.

Bajo la consigna “Mujeres a la par, ¡Poné tu cuota!”, asociaciones feministas recolectaron en los últimos meses miles de firmas para que haya una ley que promueva la “representación paritaria de mujeres y hombres” en las listas al parlamento y los cargos públicos.

En la región, Argentina fue el primer país del mundo que incorporó en 1991 una ley de cuotas, pero también hay leyes de este tipo en Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay o Perú.

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