México, Buenos Aires, Ámsterdam, Medellín… ¿Qué tienen en común estos lugares? Que el sábado pasado se sumaron al grupo de 300 ciudades alrededor del mundo, en las cuales miles de personas pidieron la legalización de la marihuana.
Con discursos, conciertos, proyecciones de películas y acceso libre a cigarrillos de marihuana, los puntos de encuentro eran una sola fiesta, y también una humareda. Este año se celebró la segunda edición del festival Día de liberación del cannabis.
Mientras en países como Holanda, desde 1976 la posesión y el consumo de 5 gramos de cannabis no es penalizada, aunque puede ser castigada con una multa, en América Latina la situación es muy distinta.
Los países de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) están en franco combate contra la droga. La marihuana es lo que más se consume entre los estudiantes universitarios de los cuatro países de la CAN, según un estudio de la Dirección Nacional de Estupefacientes de Colombia.
Y pese a que los planes gubernamentales de sus países no coinciden para nada con su propuesta, los entusiastas del cannabis no se amilanaron a la hora de exhibir públicamente sus preferencias.
En Medellín, el sábado pasado quienes fumaban libremente marihuana al aire libre, y a vista y paciencia de las fuerzas del orden, parecían no tener ni idea de las intenciones de su Gobierno: penalizar la tenencia y consumo de marihuana a partir de los 20 gramos (en el caso de la cocaína es a partir de 1 gramo).
Los países de la región latinoamericana no están dispuestos a hacer concesiones en esta materia. Ni siquiera ante las demostraciones masivas del fin de semana pasado; varias páginas de Facebook reportaban la concurrencia de aproximadamente 500 000 personas en la concentración de Buenos Aires.
Cuatro días antes, en EE.UU. el Consejo de Washington aprobó por unanimidad una iniciativa que autoriza el uso de la marihuana con fines medicinales, con lo que el Distrito de Columbia espera sumarse a 14 estados estadounidenses donde ya rige esa ley. En ese país, cientos de miles de personas han recibido desde 1996 el derecho legal de usar marihuana para el tratamiento de una serie de condiciones médicas, incluyendo el glaucoma, la artritis y los efectos secundarios asociados con tratamientos de cáncer. En California han querido dar un paso más: despenalizar del todo su consumo.
De vuelta a la región. En Colombia esta fiesta se dio justo cuando dos de sus candidatos presidenciales han admitido haber consumido marihuana en su juventud: el izquierdista Gustavo Petro y del candidato oficialista, Juan Manuel Santos.
Políticos y legislaciones vigentes aparte, quienes proponen la legalización en todo el mundo trabajan duro para borrar la mala imagen de la marihuana. Ya hay un trabajo creativo en la construcción de marcas y franquicias, además del respectivo ‘lobby’ a cargo de abogados influyentes, que logren convencer al mundo de que la venta de marihuana puede ser un negocio formal.