A partir de junio del 2013, las radios del país tienen tres años para incorporar de forma progresiva a la música nacional. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
La emisión del Reglamento del 1×1, que impone que el 50% de la música que se transmite por radio sea de producción nacional levanta inquietudes sobre la efectividad de las políticas estatales a favor de la industria. Las normas impuestas por la Ley de Comunicación y su Reglamento sobre contenidos musicales no son del todo nuevas. La promoción de la música nacional, a través de cuotas de difusión, existe desde el 23 de marzo de 1979.
En ese entonces entró en vigencia la Ley de Defensa Profesional del Artista. En su artículo 28 se exigía que la música popular ecuatoriana y los artistas nacionales debían ocupar el 10% en la programación televisiva y 30% en la radial. Pablo Cabrera, presidente de la Federación Nacional de Artistas Profesionales del Ecuador (Fenarpe), comenta que esos requisitos nunca se cubrieron a cabalidad. Pero afirma que los artistas confían en que esta vez será diferente.
Las nuevas normativas cambiaron la cuota musical pero sólo para la difusión radial; la programación televisiva tiene otras reglas. El artículo 103, de la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) establece que las estaciones que emitan programas musicales deberán presentar al menos el 50% de música producida, compuesta o ejecutada en Ecuador. Pero exime de la obligación a las radios temáticas o especializadas. Para normar este artículo, el Consejo de Regulación de la Comunicación (Cordicom) emitió,el Reglamento del 1×1.
El nombre se debe a que por cada canción internacional se deberá difundir una nacional. Sin embargo, aunque pueda considerárselo como una victoria para la industria, la medida no se cumplirá en su totalidad hasta el 25 de junio de 2016. Pese a esto, la misma Superintendencia de Comunicación (Supercom) anunció, el pasado viernes, un concierto para celebrar la emisión del Reglamento. El evento será este sábado, en Cuenca, y contará con 35 artistas; durará 10 horas.
La LOC estableció un periodo de tres años a partir de junio de 2013, cuando fue publicada, para que las radios implementen de forma progresiva el requerimiento. El 20% en el primer año, el 35% en el segundo y el 50% en el tercero.
No se ha establecido con exactitud el número de radios que deberán cumplir este requisito. Según el último informe de la Supertel existían 730 radios matrices. Según el Cordicom son 29 las radios nacionales que tendrán un defensor.
Con este escenario planteado, tanto los artistas como los radiodifusores señalan las dificultades que se viven en el medio y las complicaciones que trae la normativa. Roberto Manciati, de la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusores (AER), apunta un primer aspecto crítico: ninguna estación radial es temática en el Ecuador. Por ejemplo, las que funcionan las 24 horas transmiten contenidos musicales durante toda la madrugada y eso implica que no cubrirían el 90% del tiempo aire con contenidos especializados.
El otro punto es que la oferta ecuatoriana no cubre todos los géneros musicales, según Cabrera, y que tampoco hay la variedad suficiente para cubrir el 50% de la programación. El titular de la Fenarpe, lo reconoce. Acepta que habría que repetir material a lo largo del día. No obstante, esto se debería también a que no se toman en cuenta a todos los intérpretes, porque los directores de los programas “se convierten en jueces” y no dan paso a toda la oferta disponible.
Pero, de todas formas, deberán hacerlo. Los que no cumplan con la disposición serán sancionados por la Supercom, de acuerdo con la Ley, con una multa de 10 salarios básicos, es decir USD 3 400. Sin perjuicio de las acciones judiciales que se puedan iniciar por “la comisión de delitos y/o por los daños causados y por su reparación integral”.
Cabrera afirma que es necesario cambiar la industria como tal. Por ejemplo, hay muy pocos estudios de grabación, dice. Así, la imposición del 1×1 no soluciona el problema.
Al revisar las normativas de otros países, el Consejo Nacional de Cultura y Artes de Chile, en su estudio comparado de leyes de fomento de música nacional, del 2012, reveló que las políticas públicas de cuotas vienen acompañadas de leyes y programas de impulso para la formación y producción artística. Esto no sucede en Ecuador. Y Cabrera acepta que las quejas por la imposición de la música nacional son razonables, porque si los artistas tuviesen un verdadero respaldo del Estado para formarse, producir y difundir su material, no necesitarían obligar a los medios a hacerlo. “Todo es dinero” y las organizaciones y los artistas no lo tienen, asegura.