Más bronca que debate

Para el presidente de la República, Rafael Correa; y el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, lo más importante ha sido su encuentro verbal sobre en qué cuenta se quedan los USD 30 millones.

Ninguna de las dos autoridades ha tocado los verdaderos temas que importan o interesan al ecuatoriano, sea de a pie o en carro, en esta polémica por la entrega de las competencias de tránsito a los 221 municipios del país.

Los ecuatorianos, si nos movilizamos en vehículo propio, sufrimos diariamente en las calles atestadas de carros, por las interminables congestiones que se forman no solo en las horas pico, sino que actualmente es a toda hora.

Igualmente, pasamos el mismo vía crucis si nos transportamos en bus (también tómese en cuenta a los articulados de la Ecovía, Trolebús y Metrovía de Quito y Guayaquil). Vamos apretujados, estropeados y maltratados, porque siempre van llenos. Incluso, hasta somos víctimas de robos o asaltos.

Y la mala experiencia de ir en un bus de servicio público no termina ahí. También somos sometidos a los correteos o disputas en las calles por un pasajero más, a los insultos del chofer o el controlador y, en muchos casos, al mal estado de los vehículos.

¿Quién se acordó del usuario de transporte, el más importante de esta polémica? Nadie. ¿Quién habló de la mala calidad del servicio de transporte público, de las largas horas que empleamos para viajar o de las calles siempre congestionadas? Nadie.

Ni Correa ni Nebot debatieron sobre estos problemas graves, luego de que el Gobierno entregara la responsabilidad al Municipio de Guayaquil de fijar las tarifas de transporte urbano y de resolver el subsidio gubernamental que se entrega a los transportistas desde el año 2011, para que no suban los pasajes.

Este tema puede sumar o restar votos, y claro, ninguno de los dos está dispuesto a perder. En síntesis, ninguno da soluciones y el único perdedor es el usuario del servicio de transporte.

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