Xavier Basantes (O)
Editor del Semanario LÍDERES
Uno de los argumentos fuertes que esgrimió el Ejecutivo en el contexto de la aplicación de la Resolución 116 del Comex (Consejo de Comercio Exterior), fue que esta decisión era un elemento clave en el proceso de cambio de la Matriz Productiva. Mediante esta resolución, que entró en vigencia en diciembre del 2013 se establecieron controles a las importaciones, como la presentación de certificaciones del Instituto Ecuatoriano de Normalización (Inen), y con ello el ingreso de productos extranjeros al mercado disminuyó. Los empresarios de los países vecinos fueron los primeros en protestar por esta decisión y la queja llegó a la Secretaría General de la Comunidad Andina (CAN), que emitió una primera resolución en junio.
Con esta resolución en mano, en el primer semestre, las autoridades del sector de la producción emprendieron una agresiva campaña en la cual promovieron una estrategia, para que la industria ecuatoriana atienda a esa porción del pastel que dejarían en el mercado ecuatoriano los productos importados.
El Gobierno destacó que se llegaron a firmar más de 200 acuerdos con las empresas, para que incrementen su producción, realicen nuevas inversiones, generen empleo y atiendan la demanda nacional. Muchos ejecutivos acogieron entusiastas esa iniciativa, como parte del cambio de la Matriz Productiva; además, comprometieron millonarias inversiones, se tomaron fotos con las autoridades y comenzaron a dar los primeros pasos hacia la conquista del consumidor.
En medio de ese proceso, ahora llega una resolución de última instancia de la CAN, sin la posibilidad de reconsideración, en la que obliga al país a “levantar las restricciones al comercio”, de la Resolución 116, que involucra a unos 150 productos. Ecuador como miembro de la CAN debe acatarla. Y ahora: ¿qué pasará con las inversiones en las empresas?, ¿habrá sustitución de importaciones?, ¿cómo queda la Matriz Productiva?, ¿qué argumento tiene el Ejecutivo?