Paúl Carrasco: ‘Hay que definir los roles y las funciones de la oposición’

Paúl Carrasco, prefecto de Azuay. Foto: EL COMERCIO

Paúl Carrasco, prefecto de Azuay. Foto: EL COMERCIO

Paúl Carrasco, prefecto de Azuay. Foto: EL COMERCIO

Para el prefecto de Azuay, Paúl Carrasco, es el momento de la construcción de un frente nacional democrático con los actores que tengan capacidad de movilización y respaldo popular.

¿Usted siente que el debate político en el país se está trivializando?
Creo que sí. La estrategia del Gobierno, en términos políticos, es inaceptable porque pone una cortina de humo, como el Twittter, el Facebook y los procesos de persecución que, si bien son injustos, sirven para ocultar temas que están en camino.

¿Como cuáles?
La crisis. El Gobierno Nacional está tapando la crisis que se nos viene y nos quiere tener ocupados en otros temas para que el pueblo no sienta que va a poner medidas alternativas que van a golpear el mismo modelo de gobierno.

¿Y cuáles serían las consecuencias políticas?
Eso trae un conflicto político; ya está desgastado en las encuestas. Tiene el 38% y no el 81% de apoyo que dice tener. Implica que la caída del modelo económico repercute en la intención de voto. Frente a la desesperación, requiere el control político y este se lo logra al ganar las elecciones. ¿Y cómo lo hace? A través de las enmiendas y el proceso electoral como tal. Es algo a mediano y largo plazos.

En ese sentido, ¿cuál es el rol de la oposición que, de tan fragmentada, parece que no existe siquiera?
Hay que definir roles y funciones de la oposición. Yo no hablaría de la oposición sino de quienes pueden tener posiciones diferentes al Gobierno. Cualquiera puede ser opositor, pero el problema es qué sectores tienen la capacidad de tener una posición diferente al Gobierno porque tienen respaldo popular. Eso es lo que hay que definir y sobre eso construir movilización para que la población se manifieste. Y ojo que no hablo de desestabilizar, sino ganar al Gobierno en elecciones. Entre todos los que tienen estructura y capacidad de movilización social deberíamos crear un gran espacio democrático, que no defina candidatos pero que apunte a la opción de construir un proceso de recuperación y fortalecimiento de los derechos, las libertades y la democracia.

Están las tres iniciativas de consulta, pero están dispersas y no hay esa cohesión que usted plantea...
De seguir con estos problemas de fondo está en riesgo la democracia. En ese marco, no hay que jugar en el campo del Gobierno porque todos los procesos están controlados jurídicamente, la institucionalidad, que es el soporte de la democracia, está partidizada. Frente a ese esquema nadie va a ganar.

¿Entonces cuál sería el esquema triunfador?
Construir una verdadera opción política que se olvide de los conceptos ideológicos y partidistas. El problema es que si no logramos el gran acuerdo nacional para definir tres o cuatros objetivos nacionales no conseguiremos nada.
Esa ha sido una proclama legendaria y, por tanto, poco creíble de concretarse...
Sí ha habido acuerdos, como en 1944. Aunque llegó el velasquismo, hubo avances. ¿Qué vamos a hacer? ¿Ponernos a llorar? Este país ha avanzado, incluso con este Gobierno. El problema es que no retrocedamos ante la crisis. Si usted quiere llegar rápido vaya solo; si quiere llegar lejos, vaya junto a otros. Ese es el reto.

Es que los actores políticos priorizan sus intereses...

Por eso hay que construir espacios democráticos. Es el momento para dejar el interés de los partidos porque lo primero es la democracia. Hay que demostrar que existe gente de buena fe, capaz y preparada para administrar el país con objetivos comunes. El gran legado que nos puede dejar el correísmo es la unidad para la construcción de esos espacios y lograr un modelo de transición que nos permita ponernos de acuerdo en esos objetivos nacionales. Es un modelo concertado que sería un logro impresionante y la única salida a una crisis ante un Gobierno autoritario y perseguidor.

¿Es viable la consulta ante esa institucionalidad partidizada a que se refirió?
Por el momento no lo veo viable en términos reales de desestructurar este aparataje partidista sobre el Estado. El Gobierno va a endurecer su posición para que no vea la crisis ni genere estragos políticos. Ecuador necesita una nueva vía en la que no se tache todo el pasado como algo horroroso.

Todos los actores que impulsan la consulta dicen lo mismo: defender la democracia, pero difícilmente están dispuestos a ceder posiciones…
Por eso hay que definir dos tipos de actores: los que tiene posibilidad de movilización y participación, como los trabajadores e indígenas. Los otros son los actores políticos con capacidad frente a la población, y no con una posición minoritaria y la voluntad de convertirse en opción frente al Gobierno.

¿Qué otro movimiento, además de los trabajadores e indígenas, tienen capacidad de movilización?
Los Yasunidos pudieron lograrlo; el movimiento de mujeres se está reagrupando. La presencia de los exasambleístas ante la gente para hacer análisis político de lo que está sucediendo, son experiencias interesantes.

Pero son ellos los que permitieron este Estado controlador. ¿Cabe el arrepentimiento en política?
En política no hay arrepentimientos, pero debe haber autocrítica y análisis para poder continuar. Además, tener la valentía para decir que nos equivocamos. Pero es indudable que la población quiere gente con una posición frente al Gobierno con capacidad, y credibilidad. Y hay actores que ya no tienen credibilidad.

Quién es 

Nació en 1971. Es ingeniero agropecuario. Comenzó su carrera política en la Izquierda Democrática. Ha sido prefecto del Azuay desde el 2005. Es uno de los referentes del movimiento Participa.

Su punto de vista 

Es el momento de la construcción de un frente nacional democrático con los actores que tengan capacidad de movilización y respaldo popular.

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