Psicosis en Costa de Marfil por secuestros y asesinatos de niños

"El señor salió con un machete. Me caí. Comenzó a hacerme cortes", cuenta Suleimán, de 10 años. Otros niños tuvieron menos suerte y fueron secuestrados y asesinados recientemente en Costa de Marfil, un fenómeno que aterroriza al país.

El domingo, este niño que habla atropelladamente se encontraba a orillas de una laguna en busca de agua.

La agresión se produjo a la vista de mujeres y niños que se encontraban en el lugar para llenar de agua sus barreños.

"Pensé que venía a buscar agua. Pero sacó un machete. Intentó despedazarme", cuenta Cédric, de 15 años, otra víctima. Lleva vendada la mano con la que bloqueó el arma.

Un soldado llegó rápidamente al lugar y el hombre se dio a la fuga. Sus compañeros rastrearon la zona y lo encontraron.

"Afortunadamente, su machete no estaba bien afilado", afirmó el cabo Habib Tito. "Se ensañó con dos niños. Si no fuera por la presencia de uno de nuestros efectivos, el más pequeño habría muerto".

Una veintena de niños marfileños no han tenido esa suerte. En dos o tres meses, la policía contabilizó 25 casos de secuestros seguidos de asesinatos en todo el territorio. Una cifra muy alta que la policía califica de "fenómeno real e inusual".

La mayoría de los cuerpos aparecieron "mutilados, sin los genitales, o decapitados", explicó el director general de la policía nacional, Brindou M'Bia.

"La tipología de los crímenes rituales se conoce bien", aseguró el miércoles Hamed Bakayoko, ministro de Interior marfileño, que movilizó a 1 500 policías y militar para realizar patrullas.

"Se les hace creer a estas personas que mediante los crímenes tendrán poder o dinero", explicó.

Estafadores en internet

Drissa Coulibaly, el agresor de Suleimán y de Cedric, parece la encarnación de lo que describe el ministro.

"Fue Dios quien me pidió que lo hiciera. Dios me dijo que cortara las cabezas de niños para llevárselas y ser elegido rey. Le dije que no quería pero insistió", explicó a la AFP Coulibaly, en los locales de la policía, donde está detenido. Está vestido con ropa sucia, señal de haber pasado meses en la calle.

Lo hice con el objetivo de conseguir las "espadas" de monarca, pretende el hombre de 38 años sopesando sus palabras. Dice que se comunica con Dios a través de sus "ángeles", que en realidad son cuervos.

"O es muy inteligente (y se hace el loco) o está loco", estima un investigador.

"No es un loco", protesta Danièle Koné, la madre de Cédric. Durante el arresto "dijo que ya había matado a tres niños para impostores que estafan en internet", afirma esta mujer. Pero desde entonces Drissa Coulibaly lo niega.

La población atribuye este tipo de crímenes a impostores, especializados en estafas por internet, pero carece de pruebas.

Quieren hacer "sacrificios humanos para estafar mejor", predicó la semana pasada el influyente sacerdote Norbert Abékan.

La histeria se apodera del país, entre alertas alarmistas en Facebook o por mensaje de texto. Las denuncias de secuestros son el pan de cada día.

En años electorales siempre han circulado en el país rumores sobre la desaparición de personas, sobre todo de albinos, para sacrificios humanos.

El país sale de una década de crisis político-militar y elegirá a su futuro presidente en octubre próximo.

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