Unas 800 personas fueron bautizadas en unas piscinas dispuestas en el estadio de la Liga. Foto: Julio Estrella / El Comercio
Ayer (24 de enero) se desarrolló uno de los eventos centrales de la Asamblea Internacional de Testigos de Jehová: el bautizo. Se lo hizo en el Estadio de la Liga, ubicado en el sector de Ponciano, en el norte de Quito. Este acto no solo movió la fe de sus seguidores sino que también dinamizó el turismo.
Desde la semana pasada llegaron unas 3 000 personas de diferentes países. Los grupos más numerosos vinieron desde Estados Unidos, Francia, España y Trinidad y Tobago.
Estas delegaciones visitaron varios sitios turísticos; la Mitad del Mundo, el Pululahua y el Centro Histórico fueron los lugares más visitados. Y lo que más les impresionó fue el casco colonial, concretamente La Ronda, Plaza de la Independencia y San Francisco. En esos sitios pudieron apreciar los detalles de las edificaciones patrimoniales y conocer un poco más sobre el país.
Según Mario Ortiz, portavoz de la Asamblea, los invitados están satisfechos con la estadía en la urbe, ya que no solo conocieron sitios turísticos sino también aprendieron parte de la identidad ecuatoriana. “Consideran que tiene un ambiente agradable y que las personas son carismáticas”.
La mayoría de los visitantes se hospedó en hoteles del centro, centro norte y norte de la urbe, como el Marriott y el Quito. Para Ortiz, este evento logró dinamizar el turismo, entre hospedaje, alimentación y movilización se gastaron cerca de USD 10 millones.
Gerd Breuer, de Alemania, relató que lo que más le gusta de la ciudad es su gente, pues son personas amables y agradables. Y le fascinó el centro por la diversa construcción de los inmuebles coloniales. Además, aseguró que recomendará a sus compatriotas para que visiten el país.
El número de asistentes alcanzó las 30 000 personas. Sin olvidar quienes siguieron el evento por la Internet.
800 personas bautizadas
Alrededor de las 12:00, cerca de 800 personas se sumergieron en una de las siete piscinas que se colocaron en la cancha del estadio. Allí estaban los denominados ancianos (personas que imparten el conocimiento de la Biblia), ellos ayudaban a los bautizados.
Con la frase: “Tranquilo, déjate caer”, los nuevos testigos se sumergían en el agua. Unos salían con tranquilidad. Otros se atoraban. Después de toser y quitarse el agua del rostro, los bautizados escuchaban la palabra: “Bienvenidos hermanos”.