Patiño lidera la ‘otra’ política exterior del Régimen

enrique pesantes / el comercio


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El lunes (21 de julio de 2014) en Guayaquil, el canciller Patiño cicleó con su par colombiana, María Ángela Holguín, rumbo a la Isla Santay. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO

En cuatro semanas, el Gobierno ecuatoriano tomó dos decisiones trascendentales en política exterior. El tímido regreso a los mercados financieros para colocar bonos de deuda por USD 2 000 millones, con el aval de los organismos multilaterales (17 de junio), y la firma del acuerdo comercial con la Unión Europea (17 de julio).

En ninguno de esos momentos, el canciller Ricardo Patiño fue actor preponderante. Las ruedas de prensa se organizaron para que el ministro de Comercio Exterior, Francisco Rivadeneira, diera detalles de cómo avanzaba la negociación con los países europeos. Mientras que el tema de las deuda quedó circunscrito a las respuestas oficiales de las autoridades económicas.

Ambas decisiones motivaron sendos análisis políticos sobre el giro pragmático que el presidente Rafael Correa dio a su gestión, una vez que arrancó su tercer mandato, en el 2013.

Aunque el canciller Patiño es una de las figuras que más tiempo está en el Gabinete, no se muestra entusiasta de estos nuevos derroteros.

Patiño representa a la vieja guardia de Alianza País que, en el 2007, llegó al poder con el discurso del cambio radical. Y mientras el Gobierno se enfoca ahora en el acuerdo con Europa o retomar el diálogo con el FMI y el Banco Mundial, la Cancillería decide mantener ese sello de izquierda que los disidentes del oficialismo añoran.

El canciller Patiño ha mantenido un bajo perfil. Fue este viernes (25 de julio de 2014), una semana después del cierre del acuerdo, que se refirió al tema en el marco de su reunión en Quito, con el Comisario de Desarrollo de la Unión Europea, Andris Pielbags.

En esa cita el Canciller habló de la necesidad de mantener el sistema de preferencias SGP plus y priorizó otros aspectos de la cooperación con ese continente como la ciencia, la tecnología y el talento humano.

Desde el 17 de junio, ninguno de sus tuits hacen referencia al acuerdo con Europa. Tampoco abordan a la colocación de los bonos de deuda. El martes pasado, únicamente, deslizó un mensaje, acompañado de un mapa, para alertar “el peligroso endeudamiento de los países desarrollados”.

Al igual que su cuenta de Twitter, los boletines de prensa de la Cancillería hacen la menor referencia a estos temas.

Por el contrario, luego de pasarlos revista, es fácil determinar cuáles son las prioridades de un Canciller que cuando no está de gira en el exterior prefiere montar en bicicleta.

Patiño es un convencido de la integración latinoamericana. Mientras los desencantados con la revolución ciudadana (Alberto Acosta o Diego Borja) acusan al Gobierno de haber claudicado en su promesa de crear una nueva arquitectura financiera regional, Patiño anunció esta semana el aporte de USD 8 millones de Ecuador al Banco del Sur.

Desde el 3 de abril, la Cancillería reporta la permanente participación del Ministro en foros multilaterales alternativos como la Unasur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac).

Desde el primero foro, Patiño ha sido un personaje de primera línea, no solo para impulsar el Banco del Sur sino para crear un frente político en contra del poder de las transnacionales.

También ha ayudado en la construcción de un diálogo político en Venezuela. Y desde este sector, Patiño buscó que en la Asamblea General de la OEA se introdujeran cambios al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, uno de los principales caballos de batalla del Presidente.

Las gestiones en este campo no han sido exitosas: la sede de la Comisión Interamericana (CIDH) no se cambió y, hasta el momento, el Canciller no se ha referido al proceso de nombramiento del nuevo Relator de la Libertad de Expresión.

En la Celac, Ecuador es parte del llamado Cuarteto, que visitó Corea del Sur. Y desde este foro, Patiño celebró el acercamiento de la región con los países del llamado Brics.

Los viajes de Patiño y las reuniones bilaterales de su agenda (unas 14 desde abril) muestran a un Canciller cercano a países de menor influencia: Kazajistán, Bolivia, Paraguay, Guayana, Trinidad y Tobago, Haití, Túnez, Bielorrusia... Además ha viajado a Brasil y se ha reunido con los cancilleres de Canadá y de Colombia.

Su agenda diplomática está bien conectada con la campaña gubernamental ‘La mano sucia de Chevron’ y una de sus principales preocupaciones es la solución del encierro de dos años del fundador de Wikileaks, Julián Assange, en la Embajada en Londres.

Por este tema, el Canciller ha convocado a ruedas de prensa virtuales con el hacker australiano y ha escrito varios trinos en inglés, apelando a los derechos humanos de su asilado.

En los últimos cuatro meses, el Ministerio ha emitido una decena de comunicados para saludar la reelección de Juan Manuel Santos en Colombia, lamentar el rapto de las niñas en Nigeria o condenar la incursión del Ejército israelí en Gaza, exigiendo el regreso de su Embajador en Tel Aviv.

Esta bitácora no muestra, necesariamente, a un Patiño a cargo de una agenda diplomática de menor nivel. Tampoco, como lo señala la secretaria de Alianza País, Doris Soliz, significa su distanciamiento con el Régimen. Ella da fe de las reuniones mensuales para coordinar temas del movimiento político. “No lo hacemos más seguido por sus ocupaciones y viajes. Patiño es un político muy activo cuya misión es la integración latinoamericana”.

En contexto

Al inicio del Gobierno, el Presidente fusionó a la Cancillería con el Ministerio de Comercio Exterior. Pero desde el 2013, los volvió a separar. De esta manera, las negociaciones comerciales con la Unión Europea cobraron más agilidad.

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