El 26 de marzo se cumplieron seis años del secuestro de Paúl, Javier y Efraín, equipo periodístico de este Diario, en la frontera con Colombia. Tres gobiernos han estado en el poder durante este tiempo y ninguno ha podido explicar a las familias qué fue lo que en verdad sucedió o cuál fue el tratamiento que se dio al secuestro.
El 8 de abril, la Corte Constitucional solicitó la desclasificación de las actas del 28 de marzo, 13 de abril y 17 de abril.
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Tras seis años, la única certeza es que Nos Faltan 3. Hoy, les presentamos los testimonios de los familiares más cercanos del equipo periodístico de este Diario secuestrado y asesinado por disidentes de las FARC.
Seis años de luto
Tras todo este tiempo, la hija de Paúl Rivas, el hijo de Efraín Segarra y el padre de Javier Ortega les cuentan lo que ha pasado en sus vidas, sus logros personales, el amor por ellos que los inspira y el dolor que a pesar del tiempo no disminuye.
‘Juanito’, el “soldado periodista”
Don Galo Ortega, padre de Javier, siempre estará orgulloso de su hijo y se lo dice cada vez que lo visita en el cementerio. Cuando imagina que aún está aquí y comparten momentos felices en familia o que quizá Javier ya habría formado la suya. También lo imagina siendo profesor y enseñando lo que tanto amaba, el periodismo.
Desde el momento del secuestro no ha parado de asistir a plantones para exigir la verdad, tampoco ha dejado de echar de menos a ‘Juanito’, como le dicen en casa. Dice que la vida le cambió “después del último abracito de aquel domingo 25 de marzo de 2018”.
Todas las mañanas sale a correr con Panchita, la perra de la familia, y lleva consigo la credencial de prensa de Javier que le entregaron en Cali. Don ‘Galito’ también habla con su hijo y le confiesa que hay días muy difíciles, siente que sus fuerzas se agotan pero se levanta en su memoria y sale a entrenarse para pedir verdad y justicia.
Le cuenta de sus competencias, donde siempre porta la bandera de Nos Faltan 3. En la del Giro de Italia, hizo podio al quedar en segundo lugar en su categoría, y también conoció a Richard Carapaz. Le comenta que su mamá y su hermana Andrea están bien, su hermano Alejandro ya se casó y procuran seguir adelante.
Don Galo no pasa un día sin pensar en su hijo, en poder borrar estos seis años; siempre lo imagina sentado en su silla… hasta que la ve vacía y debe despedirse: “Le envío un abrazo infinito; adiós, ‘papito’”.
Un amor azul y rojo que se extiende
La vida de los Segarra también cambió hace seis años. Don Efraín, al igual que Javier y Paúl, dejó un vacío muy profundo en todos los que lo conocían, pero sobre todo en su familia. Cristian, el menor de sus hijos, asegura a su padre que, aunque el tiempo pase, todos los días lo tienen presente en la mente y el corazón.
Intentan olvidar los momentos más difíciles y revivir los recuerdos con las ocurrencias y las locuras que compartieron.
El amor por él los mantiene caminando y luchando cada día para que donde esté se sienta orgulloso. Así debió sentirse cuando su nieto Juan David (5 años) fue al estadio en compañía de su familia a avivar al equipo de sus amores, el Deportivo Quito. Él ha sido el bálsamo que llegó a devolverles la ilusión y alegría, a curar con amor todo lo que tuvieron que vivir desde marzo de 2018.
‘Segarrita’, como lo llamaban de cariño, ha inspirado a Cristian también en su profesión. Él le cuenta que sigue dedicado al periodismo y que está enfocado en los autos, que le gustan tanto como a él, que amaba conducir. Así fue que Cristian llegó hasta la China con su proyecto periodístico En Curva representando a Ecuador y seguro que su papá estaría muy orgulloso, contando a todos los logros de su hijo. Así lo hacía siempre.
Cristian se despide de su padre y le recalca que no importa el tiempo que pase, seguirán como hasta ahora, luchando para que se haga justicia.
“Quisiera poder darte un abrazo, así sea el último”
“Papi, ahora eres abuelito”. Seis años han pasado desde el secuestro y asesinato de Paúl, Javier y Efraín. Carolina Rivas, hija de Paúl Rivas, habla con él a menudo, le envía fotos y audios para sentirlo cerca. Ella le relata cómo su vida transcurre en medio del dolor y el amor por él.
Le cuenta que desde hace seis años va junto con las otras dos familias a la Plaza Grande a pedir “memoria, verdad y justicia”. En este tiempo, ‘Caro’ ha tratado de seguir con sus planes de vida, aunque nunca pensó en tener que cumplirlos sin su padre. Ellos siempre fueron muy unidos, tenían muchos planes que se quedaron en sueños que no se realizarán.
Se graduó en Marketing Digital, ha viajado y conocido gente, pero lo que más fortaleza le ha dado fue convertirse en mamá. Sol, de un año y medio, es su refugio y en ella descubre a su padre. Ella es muy inteligente y sociable, igual que Paúl.
Carolina sigue yendo a la Plaza, pero ahora lleva de la mano a su pequeña, a quien le arrebataron la oportunidad de conocer a su abuelo. Sin duda ambos serían grandes cómplices de travesuras y picardías. Aún no sabe cómo explicará a su hija que “personas malvadas le arrebataron la vida” a su padre; no sabe cómo hacerlo pues ella aún no lo comprende.
Le da temor pensar en los peligros que puedan afrontar, pero tiene la seguridad de que desde el cielo su papá las cuida. Paúl siempre le enseñó a ser una mujer libre y valiente, a no tener miedo y eso es lo que hoy ella inculca a su hija. También le enseña que por Paúl, Javier y Efraín, ¡nadie se cansa!
Una justicia que no ha funcionado
Tras seis años del secuestro y asesinato, aún no se conoce qué pasó. La información que pudiera esclarecer el caso y dar respuestas a las familias está ‘bajo llave’.
Después de la sentencia de la Corte Constitucional, se espera que finalmente se establezcan responsabilidades y se haga justicia en este triple crimen. A la par, que el Gobierno de Daniel Noboa brinde las garantías para el ejercicio periodístico.
La lucha del colectivo Nos Faltan 3
Nos Faltan 3 nació como una agrupación que buscaba en su momento la liberación de Paúl, Javier y Efraín. Desde el momento de la confirmación del secuestro, los colegas, familiares y amigos de los tres se unieron en una campaña mediática para que el país se enterara que Nos Faltan 3.
Luego, desde el 27 de marzo se autoconvocaron en la Plaza Grande a pedir al Gobierno acciones que consiguieran su liberación y empezaron a realizar una serie de vigilias. Lamentablemente, el final no fue el esperado y el secuestro terminó con el asesinato del equipo periodístico.
El colectivo Nos Faltan 3 se mantuvo en plantones, esta vez para pedir la localización de los cuerpos. Tras seis años del secuestro y asesinato, aún se reúne frente al Palacio de Carondelet para exigir al Gobierno de turno se cumpla la desclasificación de las actas, verdad y justicia.