Silvia Ramos cuida a animales abandonados en su casa en Riobamba.
El 17 de noviembre del 2013, Silvia Ramos recibió una llamada. Una denunciante informaba que una mujer golpeaba frecuentemente con una cadena de acero a sus cinco cachorros.
Silvia organizó y lideró un operativo de rescate en el que intervinieron los efectivos de la Policía del Ambiente, los bomberos de Riobamba y la Comisaría de Salud. En una vivienda de cerca de 40 metros cuadrados estaban hacinados y encadenados 21 perros, todos en mal estado de salud. Ella los rescató, les dio atención médica y los entregó en adopción.
Silvia Ramos prefiere utilizar ropa cómoda, porque la mayoría del tiempo sus chaquetas, blusas, pantalones y hasta los forros de los asientos de su carro están impregnados de pelos de los perros que rescata de la calle.
Ella es conocida y admirada en Riobamba, en la Sierra centro andina de Ecuador, por su labor en favor de los animales abandonados, maltratados, heridos y enfermos. Es una heroína de su localidad en la provincia de Chimborazo. En su casa, ubicada en el centro de la urbe, vive con sus padres y con 11 perros de todos los tamaños, razas y colores.
Los acogió en su hogar tras rescatarlos de propietarios que los maltrataban o de la inclemencia de las calles. Cada uno tiene una historia diferente, pero lo que si comparten es la excusa que su protectora les dijo a sus padres para que le permitieran tenerlos en su casa: “Solo es temporal, está aquí en observación hasta encontrar un adoptante”, dice Ramos cuando llega a casa con un nuevo miembro de la familia.
Ella empezó a rescatar animales a los 22 años. “Miraba perros desnutridos todo el tiempo y los alimentaba, un día no pude más al ver que la gente era insensible y simplemente ignoraba el problema, así que decidí hacer algo”, recuerda Ramos, que cumplió 47 años.
Al iniciar su labor, buscó el apoyo de familiares, colegas y amigos que pudieran recibir en su casa a los perros que encontraba en la calle. Algunos tenían serios problemas de desnutrición y parásitos por el descuido, otros estaban lastimados y golpeados tras haber sido atropellados.
Años después se vinculó con la Fundación Protección Animal Ecuador (PAE), para ubicar a más gente en Riobamba interesada en ayudar. Hoy es la coordinadora de esa entidad en la ciudad y con ella trabajan otros cuatro voluntarios.
La primera acción de la Fundación fue emprender una campaña de concienciación para evitar el incremento de perros callejeros. “La solución más viable es la esterilización. Así reduciremos los perros abandonados paulatinamente”, opina Ramos.
Cada mes se efectúa en la ciudad una campaña de esterilización a bajo costo. Ella es la encargada de gestionar los espacios para improvisar quirófanos, así como insumos veterinarios y medicamentos. También se ocupa de dictar talleres en las instituciones, barrios y parroquias sobre el bienestar animal.
“Silvita es una mujer excepcional. Ella ha dedicado su vida a proteger a los indefensos, es la voz de los que no tienen voz”, opina Mariana Vinueza, comisaria de salud.