Las técnicas agrícolas ancestrales se reactivan

Narciza Chalapud produce los alimentos en una huerta detrás en Carchi. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Narciza Chalapud produce los alimentos en una huerta detrás en Carchi. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Narciza Chalapud produce los alimentos en una huerta detrás en Carchi.  Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Las técnicas ancestrales agrícolas del pueblo Pasto se recuperan en las chacras o parcelas de los cantones Espejo y Montúfar, en Carchi.

Uno de los objetivos es mejorar la dieta de los campesinos. En granjas que miden entre 100 y 1 000 m2 siembran hortalizas, legumbres, plantas frutales y medicinales. Las chacras están ubicadas detrás de las casas.

Chacra es un espacio reducido de tierra donde existe una variedad de cultivos o una pequeña granja, dice Claudio Reina, promotor de esta iniciativa en Espejo. Explica que intentan rescatar la ocupación de espacios en forma ordenada.

En San Isidro, una parroquia agrícola de 1 800 habitantes, participan 20 familias. Uno de los componentes es la recuperación de semillas que están en peligro de extinción, como la papa chaucha, maíz criollo, ocas, mellocos, la mashua...

El Ministerio de Cultura y Patrimonio capacitó a los campesinos, descendientes de los Pasto, en agroecología, siembra de árboles para la protección de suelos y en cultivo de plantas medicinales.

Narciza Chalapud, de 52 años, cambió los hábitos de siembra desde hace dos años. En San Isidro mantiene la llamada huerta ancestral.
Los cultivos están distribuidos en cinco cuadrantes sobre un terreno de 100 m2.

Los sembradíos de nabos, acelga, espinaca, col, remolacha, zanahoria, lechuga, habas y papa son parte de una de las áreas de esta huerta nativa.

En el sector de los frutales la mora de castilla, uvilla, granadilla, taxo, tomate de árbol, ponen color a la tierra. En el espacio de las plantas medicinales, la manzanilla, tomillo, culantro, orégano, hierbabuena, ruda, toronjil, paico, entre otras, despiden sus esencias.

Chalapud asegura que en su hogar no compran medicinas, pues considera que tiene sembrada una farmacia en su casa.
A partir de su experiencia, recomienda para el dolor de cabeza tomar agua de cachicerraja con tamarindo o agua de alpaquinua. Para el malestar estomacal, en cambio, utiliza el tomillo o el orégano.

La crianza de animales menores, como chanchos, gallinas y cuyes complementan esta iniciativa, señala Reina.

David Taimal, de San Isidro, comenta que dejaron de frecuentar los almacenes de agroquímicos, porque ahora utilizan plantas para prevenir las plagas. Utilizan el fruto de ají molido y mezclado con agua para fumigar las matas.

En estos huertos hay de 50 a 60 especies, entre frutales, hortalizas, verduras y plantas medicinales. La producción es para el consumo familiar y el intercambiado o trueque.

Según Stalin Camargo, del Consejo de Comunas Campesinas de Montúfar, estas prácticas agrícolas de las shagras (o chacras) practicaban los pueblos Pastos.

Shagra es un término que proviene de los Resguardos Indígenas de los Pastos de Nariño, en el sur de Colombia, frente a Ecuador.
Ellos utilizaban el calendario lunar, que establece las temporadas de siembra y cosecha.

Las 80 familias de Espejo y de Montúfar dicen que la mayor parte de los alimentos que consumen es de sus huertos. “Son orgánicos. Tienen otro sabor y resultan más nutritivos”, asegura Lilian Paspuezán

El Consejo de Comunas Campesinas de Montúfar organiza el primer concurso de chacras a escala provincial.

Se entregarán USD 1 000 en efectivo a los tres triunfadores. Podrán participar los campesinos que desarrollan buenas experiencias agroecológicas y que estén en el territorio de la nación histórica de los pueblos Pasto.

La premiación será el 20 de septiembre, durante el Kolla Raymi en San Gabriel.

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