En Chilcapamba, Cotacachi, se arreglan las vías y el patio comunitario mediante mingas. Foto: EL COMERCIO
Unos 14 estudiantes de Estados Unidos y 8 de Inglaterra colaboran, con pala en mano, en las mingas de la comunidad indígena de Chilcapamba, situada en Cotacachi, Imbabura.
“Somos voluntarios que realizamos un trabajo comunitario como una experiencia cultural y de conciencia global, antes de ingresar a la universidad”. Así explica Mellissa Pearlman, de la organización Putney Estudiante de Viaje.
Ellos ayudan a los 40 campesinos, que arreglan las vías y encementan el patio de la comuna. “Estos trabajos son para mejorar el ornato del poblado, previo al arribo de los turistas”, explica Alfonso Morales, presidente de la Unión de Comunidades Campesinas de Cotacachi (Unorcac).
También asegura que siete de las 43 parcialidades de este cantón han incursionado en el turismo comunitario.
Se trata de localidades como Peribuela, Tunibamba, Turuco, Santa Bárbara, Calera, Morochos y Chilcapamba, cuya población recibe a los visitantes en sus propias viviendas.
En esta última comuna, el jueves pasado se convocó a los vecinos y voluntarios a la minga. ¿La razón? De julio a septiembre es la temporada alta de turistas.
Según Diego Torres, ejecutivo de la agencia de turismo internacional OAT, a los visitantes, la mayoría extranjeros, les atrae la naturaleza, la vida del campo y convivir unos días con los indígenas.
En la provincia de Azuay también hay varios de estos emprendimientos de turismo comunitario. En su capital, Cuenca, los proyectos más importantes están en las comunidades de Chilcachapar, Chilcatotoras, Parcoloma y El Verde, de la parroquia Tarqui.
Igualmente los vecinos se unieron para ofertar caminatas por bosques, paseos a caballo, demostración de actividades artesanales, pesca deportiva…
En la comuna de Ucumari, parroquia El Progreso, cantón Nabón, 12 familias acogen a visitantes desde hace un año.
Es una tierra con espléndidos paisajes, copiosa producción agrícola y gente amable. Los jefes de familia son los guías que acompañan en caminatas por senderos, visitas a una quinta que conserva una molienda y un horno de leña.
Los excursionistas también pueden probar frutos frescos directamente de los árboles de limas, naranjas, banano…
Además, hay un mirador donde las mujeres preparan tortillas de maíz y se ofrecen junto con un vaso de avena. El recorrido puede terminar con un baño en una laguna.
Gualaceo igualmente lleva años ofreciendo este tipo turismo, en la comunidad de Uchucay y las parroquias Jadán y San Juan. Los dos primeros dan recorridos, pesca deportiva, avistamiento de flora y fauna por sus bosques nativos.
Las familias ofrecen platos típicos de la zona bajo pedidos (gallina criolla, sancocho, mote pillo, cuy…). En cambio, en Bacpancel, en San Juan, el turismo es vivencial. Los visitantes aprenden, por ejemplo, a tejer la paja toquilla, con la que se elaboran sombreros.
En el centro del país, las provincias de Chimborazo y Tungurahua son las que disponen de mayor número de ofertas de turismo comunitario.
En Palacio Real, un poblado indígena a 25 minutos de Riobamba, también hubo mingas de limpieza para mostrar una buena imagen a los visitantes que llegan aprovechando la época de verano.
Trinidad Tayupanda, una guía nativa, se alista para llevar a los visitantes en caminatas. Mientras recorren los senderos explica las propiedades medicinales de las plantas. “En esta época del año es cuando más turistas recibimos”.
En este sitio, 32 familias se dedican al turismo. La comuna instaló un restaurante, una plaza de artesanías, un museo y una cabaña para acoger a los viajeros que llegan a este sitio.
Una persona gasta en promedio diario, en la mayoría de las localidades que ofrecen turismo comunitario, USD 25, en hospedaje, alimentación y recorrido por el entorno. Algo similar ocurre en La Moya, una comuna cerca de Palacio Real.
Tome en cuenta
Para este tipo de turismo se recomienda llevar ropa ligera, chompas y zapatos cómodos para las caminatas.
La naturaleza ofrece paisajes espectaculares. No olvide su cámara de fotos o de video para captar un recuerdo.
El turismo comunitario permite conocer la cultura, gastronomía, artesanías, música… de los anfitriones.