Las vallas de la campaña contra el femicidio y la violencia de género se mantendrán un mes

La concejala Carla Cevallos, de Suma, emprendió la campaña denominada no más cruces rosadas. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

La concejala Carla Cevallos, de Suma, emprendió la campaña denominada no más cruces rosadas. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Una de las cuatro vallas gigantes de la campaña impulsada por la concejala Carla Cevallos en contra del feminicidio en Quito. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Hasta febrero del 2015, es decir durante un mes, las vallas de la campaña No más cruces rosadas, contra el femicidio y la violencia de género estarán en cuatro puntos de la ciudad, según la concejala Carla Cevallos, su promotora. Desde el miércoles 21, el mensaje que se lee en las vallas ha causado polémica en las redes sociales, más que nada. El texto dice “Si puta es ser libre y dueña de mi cuerpo, soy puta y que (sic)?”.

En El Condado, en la Colón frente a las instalaciones de la UDLA, por la Ruta Viva y en la bajada a Cumbayá, están ubicadas las vallas. Son una de las acciones a través de las que se busca generar debate en torno a la situación de las mujeres en el Distrito. No hay inversión municipal en la campaña, todo ha salido del bolsillo de ciudadanos a favor de la lucha contra la violencia de género. El monto más alto han sido USD 1 500 que garantizan que las vallas se mantengan un mes… También la frase aparece en algunas unidades de transporte público.

Carla Cevallos aseguró a este diario que el alcalde Mauricio Rodas conoce de su propuesta. Y como político respetuoso de las libertades, según la edil, no le ha hecho ningún comentario al respecto. La joven asegura que las reacciones negativas vienen de los sectores más conservadores de Quito, pero que ella mantiene la propuesta. No abandonará la campaña. No más mujeres maltratadas, no más silencio. Habrá más acciones, un concurso de fotografía, también más cruces rosadas como las que colocó de forma simbólica en el Pichincha y en la Cruz del Papa en La Carolina.

En Twitter, Amparo Medina, ha manifestado su oposición a la iniciativa. Ella es activista de la Organización Pro Vida que está en contra del aborto incluso por violación. Ha escrito que mantener a las mujeres como putas es violencia y que la campaña es violenta y vulgar. También el Observatorio Católico del Ecuador en Twitter rechaza el uso de la cruz, dicen que agreden sentimientos religiosos y que no están en contra de la lucha contra la violencia de género.

La concejala Carla Cevallos, de Suma, emprendió la campaña denominada no más cruces rosadas. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

La Marcha de las Putas, que desde hace cuatro años organiza una movilización en la ciudad, como ocurre en otras capitales del mundo, apoya a Cevallos. Mujeres y hombres que son parte de este colectivo señalan que se han reapropiado del insulto que está detrás de la palabra puta. “Nos hemos dado cuenta de que nos dicen puta ante cualquier actitud de libertad, sobretodo sexual. Si ser libre es ser puta, somos putas”. También acotan que es una trampa dividirse en decentes versus putas, ya que todos sufren violencia de género. “Vivimos en una sociedad que se escandaliza ante la palabra fuerte y no ante la violencia”.

En Ecuador desde los ochenta, la violencia de género ha sido denunciada como tal por los movimientos de mujeres. En los noventa se empieza a hablar de violencia intrafamiliar. Al final de esa década, en el marco de los avances del derecho internacional de las mujeres y de los derechos humanos, se exigió más atención del Estado. Así en 1994, empezaron a funcionar las primeras comisarías de la Mujer y la Familia. En 1995 se promulga la Ley contra la violencia a la mujer y la familia.

En el 2007 se promulgó el decreto ejecutivo N° 620, que declaró como política de Estado la erradicación de la violencia de género hacia la niñez, adolescencia y mujeres. Desde el 2008 está en la Constitución el derecho a una vida sin violencia.

Pese a eso, en Ecuador seis de cada 10 mujeres ha vivido algún tipo de violencia de género. Una de cada cuatro mujeres ha vivido violencia sexual, según la Encuesta Nacional de relaciones familiares, del INEC, realizada entre noviembre y diciembre del 2011.

La violencia de género sobrepasa el 50% de la población femenina en todas las provincias del país. Llega al 72,6% en Morona Santiago.

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