La Silla Vacía

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Retos del Ecuador: mortalidad materna y embarazo adolescente

Jéssica Faieta, ecuatoriana, Directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en entrevista para El Comercio -14/10/2014-, realizada por Nancy Verdesoto, anuncia que ‘Ecuador tiene un rezago en dos temas de salud: la mortalidad materna y el embarazo adolescente’. La funcionaria hace un llamado a mejorar el sistema educativo. Algunas reflexiones sobre este reto.

Como se conoce, en el 2000 se identificaron ocho Objetivos del Milenio aprobados por 189 países, a cumplirse hasta el 2015, sobre la base de indicadores de desarrollo humano cuyo balance está prácticamente listo, según Jéssica Faieta, Directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Estos objetivos son: erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Nivel de cumplimiento

Uno de los propósitos centrales de este compromiso internacional fue eliminar la pobreza y la pobreza extrema. Y muchos países no solo han cumplido las metas sino las superaron mediante aplicación de políticas públicas en el ámbito socio-económico.

En el caso del Ecuador, según la funcionaria, el país ‘es uno de los países que más ha reducido la pobreza extrema, sobre todo, en casi 12 puntos’. Y añade que ‘cuando medimos el índice de desarrollo humano no se analizan solo los ingresos sino también la educación y la salud, aspectos que han mejorado mucho en los últimos 10 años. De los ocho objetivos casi todos se cumplieron en el Ecuador y solo dos tienen un pequeño rezago: la mortalidad materna y el embarazo adolescente’.

Mortalidad materna y embarazo adolescente

Los dos problemas son concurrentes. La mortalidad de mujeres adolescentes por embarazos prematuros obedece a factores complejos, que están asociados a la desarticulación de las familias, a la falta de educación –y no solo información sobre temas de sexualidad- y a las concepciones propias de los jóvenes sobre la salud reproductiva, cuyo caldo de cultivo es el ambiente y en general el mundo urbano permisivo y violento.

Según una investigación realizada por Grupo Faro-Ecuador ‘la mortalidad materna ha crecido en los últimos años. En función de la información presentada en los anuales de estadísticas vitales del INEC (2008 y 2011), dicho indicador ha aumentado, entre 2008 y 2011, en un 18%.’ Cotopaxi es la provincia más afectada y la región Amazónica. El estudio advierte sobre la urgencia de reducir la mortalidad materna como prioridad de la política pública.

Salud reproductiva y educación sexual

Si bien el tema planteado ‘tiene que ver con la cultura de los jóvenes y su salud reproductiva, así como de sus opciones frente al manejo sexual responsable’, como menciona la especialista Jéssica Faieta, es importante subrayar que este reto no es del gobierno exclusivamente sino de toda la sociedad.

Un estudio relativamente reciente (2010) publicado en el libro ‘Jóvenes de Hoy: percepción de sí mismos y del mundo en que viven’, con el patrocinio de la Fundación Hernán Malo González, establece que ‘el 63% de los jóvenes no está de acuerdo con la práctica sexual temprana; el 24.1%, sí. El 39.3% ha tenido relaciones sexuales; el 56.2%, no. Es importante la virginidad femenina para el 77.8%; para el 22.2%, no…

¿Cómo afrontar esta situación?

Se sabe –según información del Ministerio Coordinador de Desarrollo Social (2012)- que más del 17% de las jóvenes ecuatorianas, entre 15 y 19 años, es madre, lo cual constituye la segunda mayor tasa de América Latina, tras Venezuela. Y que, el 20% de los partos en el Ecuador fue de adolescentes en esa franja de edad, quienes dieron a luz a 60.000 niños. En otros términos, 37 de cada 100 embarazos no son deseados.

La estrategia nacional intersectorial de planificación familiar y prevención del embarazo en adolescentes (ENIPLA) aplica una política pública en esa línea, pero, al parecer, sus acciones bien intencionadas no logran detener la tendencia.

Es urgente insistir en nuevas iniciativas, desde los jóvenes, que incluyan, obviamente, a chicos y chicas, a sus familias, a los profesores, a los médicos, psicólogos y adolescentólogos, a los medios comunicación, a la Iglesia, a los sistemas de educación, salud, justicia y seguridad humana.

¡Y a cada ciudadano o ciudadana!