La monomanía gubernamental le lleva a suponer que toda protesta pública, reunión grupal u opinión en contrario son intentos desestabilizadores. Por esa razón, endosó a los municipios la solución del transporte público con la consiguiente alza de pasajes.
El antiguo problema del trasporte solucionado la última vez con el subsidio a los transportistas, no fue ni será la solución. La mala educación, irrespeto, grosería de los conductores y de mucha gente son un mal vergonzoso que ni las escuelas del milenio solucionarán.
Empezó el año escolar y también el invierno. Y es doloroso ver a los niños tratando de que un bus los lleve. No les paran porque pagan medio pasaje; si logran subirse están expuestos al maltrato general y al peligro de delincuentes y depravados.
El Gobierno no debe subsidiar a los transportistas, sino a un transporte escolar en unión con los padres de familia para que los niños al menos tengan un transporte seguro. Rebeca Estrella Egas