Es claro que la construcción del Metro de Quito costará entre los USD 2 000 y 2 500 millones. Dado que el Gobierno anunció que no pondrá más dinero de lo ofrecido y que el Municipio no puede poner en riesgo otras inversiones, la solución está en concesionar el servicio del Metro.
La concesión sugiere que un privado invierta en la construcción del Metro (los recursos faltantes), lo construya, opere, mantenga y explote con un plazo de al menos 25 años; a cambio el Municipio cede los derechos de recaudo de la tarifa por uso del Metro.
Se trata de llamar a una licitación internacional con aliados nacionales; el ganador será el que oferte la tarifa más baja cumpliendo los niveles de servicio establecidos para la operación del Metro, frecuencias, tiempos de espera, etc. Debido a que la tarifa de equilibrio será mayor a la tarifa socialmente aceptada, la diferencia deberá ser asumida por el Estado.
De esta manera se atrae inversión privada, no se incrementa el endeudamiento del Estado y los recursos estatales, que ahora se ven mermados por los bajos precios del petróleo, podrán ser destinados a salud, educación, infraestructura sanitaria y la construcción de las hidroeléctricas.