Camiones. Foto: Archivo/ Carburando
Aunque pocas veces se repara en ello, el transporte terrestre representa el motor de la economía interna de un país, ya que posibilita el intercambio comercial entre ciudades, pueblos y regiones.
Se trata de una actividad estratégica en el desarrollo nacional, pues la movilidad de personas y mercaderías genera progreso en los campos económico, social y cultural, entre otros.
Los sistemas de transporte automotor deben ser organizados y eficientes, pues deben cumplir con determinados volúmenes, frecuencias, rutas y demás variables, con el fin de atender los requerimientos específicos de las comunidades.
Para movilizar los productos desde sus centros de producción o distribución se utilizan diferentes tipos de vehículos. Tractocamiones, camiones de diferentes tonelajes, volquetas, plataformas, tanqueros, furgones, etc., son algunos de los más usados y diariamente atraviesan el país en todos los sentidos y a todas horas.
La eficiencia del transporte, en términos operacionales, implica utilizar los vehículos más apropiados para cada aplicación específica, pues de esa manera se optimizan los recursos.
Por ello, las firmas distribuidoras de las diferentes marcas de vehículos pesados que se comercializan en el país suelen poner a disposición de los clientes varias configuraciones físicas de sus modelos, según el uso que se les vaya a dar.
Así, hay modelos de camiones que pueden encontrarse carrozados con furgones, con cajones de carga, con plataformas o simplemente con chasís para que sea el propietario quien coloque el aditamento de su preferencia.
Pero, en cualquier caso, la irregular topografía ecuatoriana requiere de vehículos que, además de robustez, ofrezcan un alto componente de versatilidad y capacidad de adaptación a diferentes circunstancias y climas. Esa característica posibilitará que ofrezcan un buen desempeño en cualquier región geográfica.