Santiago Ribadeneira (centro), presidente de Deportivo Quito. Foto: EL COMERCIO
Santiago Ribadeneira, presidente del Deportivo Quito, y sus colaboradores empezaron formalmente a pedir la condonación de deudas desde el lunes pasado. Ese día, enviaron cartas a exdirigentes para que estos no cobraran el dinero que el club les adeuda.
En estas misivas también solicitaron a los representantes de organismos deportivos que se abstuvieran de exigir durante un año el cobro de los montos de demandas entabladas por futbolistas y técnicos.
Las cartas están dirigidas a Luis Chiriboga Acosta (presidente de la Ecuafútbol), Wilma Rither (de la FIFA), Eugenio Romero (expresidente del Quito), Iván Navarrete, Édisson López, QBE Seguros Colonial, exdirigentes del equipo y otros acreedores del club. También se envió una copia de una carta al exfutbolista Iván Hurtado, titular de la Asociación de Futbolistas del Ecuador (AFE).
En estos documentos, Ribadeneira detalla montos de las deudas del plantel que, en total ascienden a USD 20,2 millones, según el cálculo de los actuales directivos. Además, en estos escritos, afirma que el club solo armó un presupuesto de USD 3 millones para esta temporada y que, apenas, proyecta USD 160 000 de ingresos para lo que resta del año.
El dirigente insiste en que -si no se aceptan estas peticiones- D. Quito se declarará en quiebra, tal como lo anticipó a este Diario, en días pasados.
¿Es factible este plan de Ribadeneira y de su grupo directivo? El dirigente reconoció que su propuesta implica un riesgo, pero que no tiene otra opción. “Lo contrario sería mentir… Pero si esto se acepta podríamos construir un círculo virtuoso para salvar al club”.
Según el titular azulgrana, ya se realizaron acercamientos con Eugenio Romero, expresidente del plantel chulla. Aseguró que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) analiza el pedido de que se quite un impedimento legal que no permite al equipo recibir dinero que le deben los auspiciantes.
El club, además, espera que exdirigentes y acreedores se abstengan de cobrar los montos de las taquillas de los juegos de local del cuadro chulla que son incautados por la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha.
La incautación del dinero de las taquillas solo representa USD 606 000 en relación al monto total de USD 20, 2 millones de deudas totales. Sin embargo, los dirigentes creen que esto ayudaría a resolver los pagos inmediatos como los salarios de los jugadores. Édison Vega, capitán de la ‘AKD’, reveló que el club les adeuda el pago de cerca de cuatro mensualidades.
El mayor rubro de estos USD 606 000 corresponde a un proceso judicial interpuesto por el abogado Édisson López. Él confirmó a este Diario que el monto que le deben es de USD 412 900.
Hace cuatro años, él compró letras de pago a exdirigentes del club con el propósito de obtener a futuro el pago del dinero. Sin embargo, afirmó que solo ha recibido unos USD 1 000. “Llevo unos cuatro años esperando el pago. Estoy dispuesto a llegar a un acuerdo para el plan de pagos. Reconozco la realidad del equipo”, afirmó, pero no dejó ver que desearía perdonar la deuda.
¿Quiebra inminente?
Ribadeneira afirma que si no se acepta su plan, el club se declarará en quiebra. Por lo que la directiva se propuso esperar hasta el 12 de septiembre las respuestas de parte de las organizaciones deportivas y personas jurídicas. En caso que estas sean negativas, se reunirán un día después en asamblea de socios.
Sin embargo, especialistas consultados aseguran que esa figura no está especificada en el Código Civil.
Washington Andrade, especialista en legislación deportiva, explica que el club podría someterse a una disolución por insolvencia económica.
El abogado Giovanny Cárdenas añade que solo un juez de lo civil puede ordenar la disolución de una institución. Para ello, además, se debe cumplir un proceso. El equipo podría declararse en acefalía (es decir, que no tiene representantes ni personas que deseen estar al frente del club). Este sería un primer paso para iniciar el cese de pagos y, posteriormente, una disolución del plantel.
Exdirigentes del equipo, como Jorge Burbano, ven con recelo la propuesta de Ribadeneira. Además, cuestionan que el directivo no ha detallado qué pasó con los montos generados por la transferencia de los futbolistas Michael Arroyo, Fidel Martínez y Matías Alustiza.
Al respecto, Ribadeneira indicó que no ha podido obtener información sobre estos ingresos porque la Fiscalía incautó las computadoras del club por un proceso judicial en contra del expresidente del plantel, Fernando Mantilla.
“Llegamos al Quito con una versión de una supuesta deuda que tenía el club, pero la realidad ha sido otra”, agregó Ribadeneira.