El fútbol, incluso en la oscuridad, ilumina rostros y alegra semblantes. Un atleta, un triatleta y un músico, todos con discapacidad visual, gozaron de la clasificación ecuatoriana a su tercer Mundial.
No necesitaron observar el cotejo para comentar y sentir el partido entre Chile y Ecuador, en el que la Tri consiguió definitivamente el cupo a Brasil 2014.
En una casa de la Tola Baja, en el centro, se reunieron Hernán Pichucho, Jaime Proaño y Carlos Cachipuendo, quienes más que ver el partido, lo gozaron.
Pichucho es un bombero que se quedó ciego como consecuencia de un accidente de tránsito. Él invitó a sus amigos para escuchar juntos el juego.
El primero en llegar fue Proaño, quien desde hace 19 años trabaja en el Colegio Simón Bolívar. Allí es el encargado del coro y de las actividades extracurriculares de música. Por eso, la amena reunión empezó con melodías y anécdotas.
Para las personas con discapacidad visual la música es importante porque les permite momentos de esparcimiento y, además, pueden tocar instrumentos sin dificultad. En el caso del bombero, la música le ayudó en su recuperación.
Primero perdió la vista de un ojo y desde el 2009 no puede ver. Entonces, tocar el saxofón fue una gran motivación. El característico instrumento de jazzistas y bohemios lo ayudó a aceptar su condición, aunque desde hace poco más de un año no lo practica porque está enfocado en el deporte.
El sargento de los bomberos ahora corre, nada y monta en bicicleta para competir en triatlones.
Con su saxo acompañó las magistrales melodías que Proaño tocaba en un piano. Improvisaron boleros, música nacional y hasta My Way , la canción que
popularizó, entre otros, Frank Sinatra.
La música se apoderó por unos minutos de este rincón de La Tola Baja, hasta que llegó Cachipuendo. El atleta, que tiene un remanente de visión, llegó contento, saludó con sus amigos y de inmediato preguntó por el fútbol.
Más adelante, ya instalados en una sala y en cómodos asientos, el triatleta ciego trajo un enorme parlante con radio. “Pon en la de Machado, mejor en Caravana… No, en la Tarqui o en Radio Quito… A mí me gusta La Red”, fueron algunos de los requerimientos que los tres se dijeron. Cada uno tenía un relator favorito, pero al final escucharon el dial 102.1 en FM.
Escucharon el partido, gritaron el gol, estaban felices y entonces se fue la luz por unos minutos en el sector. “Ahora sí puede, más o menos, imaginar cómo es para nosotros ver el fútbol”, dijo Pichucho. La luz volvió a 10 minutos del final y sin ver, ellos gozaron el partido.