Luego de sus dos primeros cotejos al mando de la Tricolor, es necesario dejar por escrito las reflexiones más importantes que deja el inicio del trabajo de Gustavo Quinteros.
1. Se ha perdido el tiempo con el interinazgo
Es obvio que se perdió el irrecuperable recurso del tiempo al dejar como interino a Sixto Vizuete. Han sido ocho meses en que no se avanzó nada, a cambio de una promesa sumamente condicionada que se le hizo al técnico de Cotopaxi. Gustavo Quinteros asume demasiado tarde (ni siquiera en enero, sino en marzo) para cumplir con la meta de que el equipo le entienda y le siga (¿hacia el sampaolismo?). La mecanización solo se logra mediante la repetición y con Argentina se palpó la tragedia de todo DT que indica una cosa, hace el cambio… y no le rinden porque no se ha ensayado. Sí, a Gareca le está pasando lo mismo en Perú y otro tanto a Ramón Díaz en Paraguay, pero eso qué nos importa: “al que madruga Dios le ayuda”, dicen las madres y estamos tarde. La Copa América será un laboratorio, no una consolidación.
2. ¿El barcelonismo se opone a Quinteros?, parte I
Lo más llamativo de estos partidos ha sido la actitud de muchos hinchas amarillos que vapulean a los emelecistas que integran la Tricolor y al mismo Quinteros, por su pasado eléctrico. Sobre esto, hay que decir que todos tienen derecho a expresar su punto de vista y si ellos piensan que el aporte de Emelec no le hace bien a la Tricolor, pues ni modo. Otra cosa es que sea verdad y no lo es. Pero ojo, una cosa es la Serie A y otra el resto del mundo. Los rivales fueron México y Argentina, no Mushuc Runa o Aucas. Hay otra exigencia que está marcada por la experiencia y la jerarquía de jugar afuera y eso no se puede negar. Quizás el problema pueda ser que Quinteros quiere que la Tricolor juegue como su Emelec CON JUGADORES de Emelec. ¿Quiere hacerlos cracks por sobre elementos que son mejores? Se verá cómo le va en el futuro.
3. ¿El barcelonismo se opone a Quinteros?, parte II
Ecuador siempre prefirió entrenadores extranjeros y algo alejados de nuestra realidad porque el regionalismo y las divisiones internas generan tensión. Quinteros vive eso que se evitó con Dusan, Maturana, Bolillo, Suárez, Vizuete (nunca dirigió en clubes hasta su ascenso) y Rueda. Ecuador es así, diverso y peleón, con cada sector presionando por sus intereses. No vamos a negar los méritos de Quinteros, pero olvidarse del velo regional y la rivalidad es necio. No es imposible, pero le costará convertirse en factor de unidad si no envía las señales adecuadas que se expresen en resultados deportivos. O sea, debe ‘desmillerizarse’.
4. Jugamos lindo, ¿y?
Hay gente emocionada, feliz, que lanza elogios al juego de Ecuador, como si el estilo de Quinteros fuera algo fundacional, como si Ecuador jamás en la vida hubiera presionado arriba. Con la mano en el corazón, Ecuador, eso ya lo hemos visto. Suárez lo hacía y sin 10 en cancha. En alguna medida, el Rueda del inicio también. Es lo general en las eliminatorias como local y el mismo Sixto apretaba el acelerador en el Atahualpa.
El ‘Tata’ Martino tiene razón cuando califica a Quinteros como un DT valiente por debutar con México y Argentina, rivales de gran peso, mucho mejor que jugar con Kuwait. Pero se hizo menos de lo que suele mostrar Ecuador en otras ocasiones con rivales fuertes (¿no pasó recién nomás con Brasil?) y Argentina le bailó en el segundo tiempo. Quizás no tenemos los jugadores en su mejor momento para intentar ese supuesto salto cualitativo que genere triunfos en cualquier cancha, que es lo que importa. Quizás estamos estancados y sea nuestro destino a mediano plazo estar por debajo de Argentina y Brasil, y depender de Quito y del pavor psicosomático que genera en los rivales.