El puesto 15, la broma del año

En estos tiempos en que el buen humor es cuestionado por gente de hígado denso y delirios de persecución, constituye una excelente broma, un chiste de antología para hacer 'plop' como Condorito decir que el fútbol ecuatoriano está entre los 15 mejores del mundo.

Así es: resulta que esa inefable entidad llamada Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol, más humorística que Crudo Ecuador y el Michelena juntos, sostiene que el fútbol que ‘disfrutamos’ por estas tierras promocionadas en el Super Bowl es mejor que el de Holanda, el de Suiza, el de la República Checa, el turco, el escocés y hasta el chileno. ¿No es para morir ahogado en carcajadas? Lo mejor es que Ecuador estaba en el puesto 20, ¡así que ha subido cinco puestos en el año de la huelga! ¡Wow!

Ya se sabe que ese Instituto hace cálculos divertidos y que sus matemáticas son tan flexibles como la plastilina. Una vez proclamó que Emelec era mejor que Manchester United, algo que no resistía análisis alguno.

Pero esta vez se han pasado de la raya. Mucha imaginación calenturienta. Mucho café con Red Bull. Porque es imposible que un país en que el 90% de sus clubes de Primera (A y B) terminen el año adeudando sueldos esté mejor que, por ejemplo, Austria, donde las huelgas de jugadores son algo impensable.

Un país en que sus ‘ídolos’ chocan y no llenan un estadio pequeño, como ocurrió el domingo, no puede estar en el puesto 15. Un país cuyos clubes no ha ganado nada desde el 2010 no puede estar en el puesto 15. Un país en que sus dirigentes son incapaces de manejar presupuestos y terminan alimentando el clientelismo por su propia ineficacia no puede estar en el puesto 15. Un país que no tiene dinero para fomentar sus divisiones menores y sacar jugadores en todos los puestos no puede estar en el puesto 15. Un país sin taquillas y con espectadores irrespetados por transmisiones pésimas y diferidas no puede estar en el puesto 15.

Así que tomemos esto del puesto 15 como lo que es, una broma. Riamos. Pero luego pongámonos serios y hagamos algo, porque de chistes no se vive.

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