Pep Guardiola exjugador y técnico del Bayern Múnich. Foto: ELCOMERCIO
Josep Guardiola es uno de los técnicos más prestigiosos del mundo. ‘Googlear’ su nombre entrega 350 000 resultados en 30 segundos.
De él se han realizado al menos 10 documentales y su método de trabajo ha inspirado a maestros del ‘coaching’ y la motivación a teorizar respecto a su fórmula para llegar al éxito.
El entrenador español dirige al Bayern Múnich y hoy, 21 de octubre, intenta asegurar su pase a los octavos de final de la Champions en el partido en el que su equipo visita a AS Roma.
Actualmente, el Bayern lidera con autoridad la Bundesliga y también destaca en la Copa alemana y en la Champions, pero ¿cuáles son las claves del éxito de Guardiola? A continuación alguno de los puntos fundamentales en el credo del entrenador nacido en la localidad de Santpedor en Cataluña.
El ajedrez como arma
Guardiola está cada vez más obsesionado con el juego ciencia. Durante el año sabático que se tomó tras dirigir al Barcelona (mayo del 2012 hasta mayo del 2013), él se concentró en Nueva York junto a su esposa Cristina y sus tres hijos.
Allí, entabló amistad con el excampeón mundial de ajedrez, el ruso Gary Kasparov, según cuenta el periodista Martí Perarnau en el libro ‘Herr Pep’. El catedrático español Xavier Sala I Martín fue quien presentó a las dos celebridades.
Kasparov y Guardiola hablaron de todo en sus encuentros. Desde el ajedrez como deporte rey para aprender de estrategia, la paciencia, la pasión y los avances tecnológicos. Guardiola ha confesado que, a partir de esos encuentros, aplica más los secretos del ajedrez en sus estrategias para armar los partidos.
Solo media hora sin fútbol
Guardiola es un apasionado por su profesión. Es capaz de trabajar 11 o hasta 12 horas seguidas sin parar. De acuerdo con la versión de su ayudante y mano derecha, el ex campeón de waterpolo, Manel Estiarte, el DT solo puede estar media hora sin hablar de fútbol.
Es el único tiempo diario en el que logra desconectarse de su actividad. Sin embargo, después de esa media hora es difícil que el entrenador se desconecte. De acuerdo con Estiarte, pasado los 30 minutos, el técnico empieza a “oir sin escuchar, a ver sin observar a su entorno. En ese momento, uno sabe que está volviendo a pensar en estrategias y cómo enfrentar a su rival de turno”.
Odio al ‘tiqui-taca’ y poca importancia a las estadísticas
Contrario a lo que se piensa, a Guardiola no le gusta el toqueteo intrascendente del balón en la cancha ni el excesivo uso del esférico. De acuerdo al libro Herr Pep, durante la pasada temporada, los futbolistas del Bayern Múnich durante varios partidos empezaron a tocar el balón y a pasárselo de lado a lado haciendo una ‘U’ imaginaria en la cancha.
Entonces, Guardiola enloqueció: “Yo odio el ‘tiquitaca’ (denominación que dio la prensa española a la sucesión de toques realizado por un equipo). De acuerdo con el DT, sus equipos tienen que pasarse el balón con un sentido, con una intención, siempre de buscar el arco del frente.
Partidos en ayunas y vómito a lo Messi
Guardiola sufre de ansiedad antes de los partidos y le es imposible probar bocado en los días de competición. Solo consume abundantes cantidades de agua y talvez un café antes del juego. El estrés competitivo también se manifiesta con arcadas y con amagos de vomitar durante los días previos, tal como le sucede a Lionel Messi. El apetito voraz aparece luego de los partidos, en los cuales el entrenador es capaz de devorar canelones, salmón y pan tumaca (pan con tomate, sal y aceite).
Guardiola siempre cena en el restorán que Bayern Múnich tiene para el cuerpo técnico y sus futbolistas y sus familiares. Antes de sentarse a comer, él pasa por las mesas abrazando y felicitando a sus jugadores. Ni en la comida deja de hablar de fútbol, según el testimonio de sus ayudantes.
Nunca entra al camerino de sus futbolistas
“El fútbol es de los jugadores”, es una de las máximas bajo las cuales arma su trabajo Guardiola. Por ello, él considera invasivo que el entrenador ingrese al camerino de los futbolistas. Durante los días de partido, el DT permanece en una sala contigua y deja que los jugadores realicen su ritual de calentamiento solo, en la intimidad del camerino. “Siento envidia de los jugadores, a mí me gustaría estar todavía en la cancha, estar en el camerino cambiándome y hablando de las decisiones que hay que tomar”, repite continuamente el entrenador.