En septiembre, el presidente de la FIFA Joseph Blatter hizo un anuncio que sacudió al mundo del fútbol: la prohibición de que terceros (entiéndase grupos de inversores o personas naturales o jurídicas) posean derechos económicos de los futbolistas.
En el país, por ejemplo, equipos como Deportivo Quito, tuvieron que dar reversa a sus ideas de buscar financiamiento societario o de que los pases de los futbolistas pertenezcan a otros grupos.
En Sudamérica, una de las voces contrarias a la decisión de la FIFA es la del jurista brasileño Pedro Fida, director del grupo de abogados Bichara y Motta, expertos en derecho deportivo. Él sostiene que la presión de los grandes países fue determinante para que la FIFA tomara dicha decisión.
Usted sostiene que la decisión de la FIFA de eliminar los derechos económicos a terceros generará problemas para los economías del fútbol más débiles, como las de Sudamerica. ¿Por qué?
A lo largo de los últimos años fue evidente y decisiva la presión de la UEFA para que se acelerara esta decisión en la FIFA. Había dos caminos: la reglamentación para que grupos inversores o terceros participaran en el fútbol o la prohibición. La FIFA optó por la segunda.
¿En qué afecta a los equipos sudamericanos?
Sin la posibilidad de repartir los derechos económicos a terceros va a ser más difícil retener por más tiempo a los juveniles. Los clubes van a tener que vender a sus jugadores más jóvenes. Esto también va a afectar en la formación de los nuevos talentos, porque habrá menos recursos. Muchos países sudamericanos no invierten en jóvenes promesas.
¿No invierten porque no tienen dinero o porque prefieren apostar por el equipo de Primera para ganar títulos?
Puedo hablar del caso brasileño. Los clubes no invierten tanto en juveniles y optan por apostar al equipo de Primera. Lo usan aprovechando el dinero que le generan los derechos económicos, a través de la presencia de grupos de inversores. Pero la mayoría de ese dinero se lo lleva el primer equipo.
Usted maneja el concepto del ‘jugador pizza’, que se refiere a aquel futbolista cuyos derechos le pertenecen a muchos grupos inversores o personas naturales. ¿Neymar era el caso más paradigmático?
Cuando Neymar jugaba en el Santos, para que el equipo pudiera retenerlo tuvo que pedir la inyección económica de grupos de inversores. También tenían porcentajes su padre, él mismo. Entonces de ahí surge el concepto. Una situación similar era la de Lucas, Bernard, Thiago Silva, entre otros.
¿Pero no le parece que hubo excesos? ¿Usted citó el caso de Cléber, jugador del Corinthians, transferido al Hamburgo. El equipo no recibió un solo centavo de los USD 3 millones. Todo se fue a manos de los inversores.
Hubo excesos y casos como estos están mal. Pero el camino que debió tomar FIFA fue el de reglamentar los derechos de terceros y no prohibirlo directamente.
Dice que se contentó con la goleada de Alemania a Brasil en el Mundial. Que lo vio como una oportunidad para sacudir las estructuras.
Debo ser uno de los pocos brasileños que se alegró. ¿Por qué? Porque esa pérdida nos enseñó, nos permitió mirar críticamente y entender que el fútbol brasileño necesita mirar mejor hacia su formación de jugadores. En el caso de la dirigencia, se necesitan menos hinchas y más y mejores administradores, más profesionalismo.
Ante la prohibición de la FIFA, ¿qué otros caminos pueden encontrar los clubes para capitalizarse?
Los derechos de televisión siguen siendo el principal motor de la economía de los clubes. Talvez ahora, lo que más se impone son las negociaciones conjuntas de los equipos para generar más réditos. Y también darle impulso al mercadeo como un eje fundamental de ingresos.
HOJA DE VIDA
Su biografía. El brasileño Pedro Fida dirige el grupo Bichara y Motta. Manejó causas de Neymar.
Su punto de vista. La prohibición de la FIFA afecta directamente a los clubes sudamericanos.