Daniel Samaniego (izq), volante de El Nacional, tuvo un doble desgarro del isquiotibial el pasado 3 de agosto. Realiza cinco horas diarias de rehabilitación. Foto: EL COMERCIO
Daniel Samaniego mira los toros de lejos. Está al lado de la cancha principal del complejo de El Nacional haciendo equilibrio sobre dos balones medicinales para fortalecer su isquiotibial (músculo ubicado en la parte posterior del muslo), mientras dentro del campo de juego sus compañeros pelean a ‘finish’ por la posesión de la pelota en la práctica.
‘Chupete’ sufrió un doble desgarro del mencionado músculo. Fue el 3 de agosto pasado, en un partido de El Nacional ante Liga de Loja. El volante criollo estiró tanto la pierna para intentar llegar al balón que se desgarró y su lesión comprometió un nervio. Quedó en el césped, inmóvil, atrapado por un intenso dolor. Desde entonces, han pasado prácticamente dos meses y aún le quedan 30 días más fuera de las canchas.
El jugador entró al quirófano y después se concentró en su rehabilitación, que incluye cinco horas diarias de trabajo con el fisioterapeuta del equipo, Leandro Simbaña.
Cada semana, el entrenador de los criollos, Octavio Zambrano, pregunta al cuerpo médico por los avances de su lesión. Para el DT, Samaniego será la piedra angular en el juego de posesión de los criollos. Pero para ello, tendrá que recuperarse y volver a las canchas.
Las lesiones implican pérdidas deportivas para los equipos, pero también económicas. En Ecuador no hay estudios de cuánto pierden los clubes al tener a un jugador rehabilitándose a las orillas de la cancha y no jugando con sus compañeros.
Equipos como El Nacional, Liga de Loja y Barcelona gastan en promedio USD 200 000 anualmente por el rubro de lesiones. Perder a un futbolista por lesión implica gastos de operación, de rehabilitación y el pago de los sueldos de los jugadores. “A ello habría que añadirle que, en procesos largos, tenemos que contratar a un nuevo futbolista para ese puesto”, dice Jaime Villavicencio, presidente de la Liga de Loja.
El fútbol es un deporte de contacto y los jugadores están expuestos a las dolencias. Por ello, los clubes buscan la manera de generar un colchón para atender estos imprevistos. En Liga de Quito, por ejemplo, los deportistas cuentan con dos seguros médicos: Salud, para cobertura en caso de lesiones en el torneo nacional, y Bupa, para el extranjero. Además, hay un convenio con clínica Toa para que los futbolistas se atiendan de sus golpes y lesiones.
El Nacional también hizo una alianza con Optimagen: sus jugadores utilizan sus servicios de rayos X, ecos e incluso los carpogramas para el chequeo de la edad de los juveniles, según confirma el titular criollo, Jorge Yunda. Barcelona, en cambio, hizo un acuerdo de mora patronal con el Seguro Social para que sus jugadores puedan atenderse en las dependencias estatales. Además, logró una alianza para usar las cámaras hiperbáricas de Omni Hospital. Estos equipos cuentan con tecnología capaz de acelerar la recuperación de las lesiones, en forma óptima.
El drama de vivir seis meses en rehabilitación
Fisiodeport, el centro de rehabilitación de Sixto Curipoma (fisioterapista de la Selección), se convirtió en el segundo hogar de Rídder Alcívar, el defensa de 20 años que se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla en julio, durante un partido de Universidad Católica contra Independiente.
Él es uno de los 25 jugadores que actualmente están fuera de la cancha por lesión en la Serie A del torneo. En promedio, cada equipo del torneo tiene dos jugadores fuera de la cancha por semana.
La dolencia del zaguero es una de las más complicadas y largas de recuperar. Por una lesión similar, el delantero colombiano Radamel Falcao García se quedó sin Mundial.
Alcívar hace trabajos de recuperación en el quinesiólogo, un dispositivo de resistencia que se utiliza para rehabilitación de lesiones. “Hay veces que me levanto de mal genio, porque es difícil estar lejos de las canchas. Pero sé que debo rehabilitarme”, dice el jugador que volverá a entrenarse recién en febrero.
Su operación le costó al equipo USD 4 000. A ello hay que sumarle la realización de 150 sesiones de rehabilitación que alcanzarán, aproximadamente, los USD 2 250. Es decir que solo en operación y rehabilitación el equipo gasta en promedio USD 6 250, sin contar con el sueldo del futbolista.
Curipoma dice que en los equipos hace falta más trabajo de prevención de lesiones. Parte de la solución tiene que ver con el fortalecimiento muscular. Según el profesional -que también trabajó en Aucas-, si el jugador fortalece su musculatura puede prevenir lesiones hasta en un 40% de los casos.