Morante y El Juli, el arte y el poder

El artista de la Puebla del Río sale a hombros de la Plaza de Vista Alegre de Madrid. Foto: EFE

El artista de la Puebla del Río sale a hombros de la Plaza de Vista Alegre de Madrid. Foto: EFE

El artista de la Puebla del Río sale a hombros de la Plaza de Vista Alegre de Madrid. Foto: EFE

El arte generoso de Morante de la Puebla, el discreto y medido de Finito de Córdoba y el poder de Julián López, ‘El Juli’, se juntaron en la Plaza de Toros de Vista Alegre, en el actual Palacio de los Deportes en el madrileño barrio de Carabanchel.

La versión de Hoy Digital, con la que en líneas generales coinciden los portales más seguidos como Aplausos, Mundotoro y Burladero, dice lo siguiente: “Morante, en plenitud en sus dos toros. A capricho con el quinto. No tanto con el segundo, cuya velocidad mal calculada llegó a sorprenderlo.

Antológico el temple de El Juli con el sexto, su sentido del toreo, su ajuste, su resolución proverbial y particular, su encaje llamativamente vertical en los pasajes de mayor calado, su intensidad. Su ritmo.

El contraste de ritmos y repertorio tan distintos de Morante y El Juli no se tradujo tanto en rivalidad o competencia como en estímulo fortísimo para El Juli, que salió por el sexto como si en ese toro fuera a jugarse su prestigio y su porvenir.

Morante había hecho encaje de bolillos con sus dos toros en dos faenas muy de su sello: la improvisación, la fantasía, los juegos de manos, el toreo por los flecos, las variaciones a suerte cargada, asiento absoluto, ni un paso en falso, ni un mero latigazo. Muletazos en madejas. De una suavidad extraordinaria.
Con Morante pleno, y el público roto con él, la fiesta tuvo momentos volcánicos”.

Finito de Córdoba sustituyó a Alejandro Talavante, que guarda su reaparición para la Feria del Pilar de Zaragoza. El fino torero cordobés no pasó de discreto. La Plaza de Vista Alegre registró muy buena entrada. Se lidiaron toros de Zalduendo y Domingo Hernández.

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