Luis Chiriboga ofreció a Sixto Vizuete el puesto de entrenador para la Copa América. Esa postulación fue apresurada, imprecisa. Tal vez para ganar simpatías en la sociedad y en los fanáticos que hurgan las redes sociales.
O, simplemente, de ahorrarse una parte del presupuesto anual, USD 80 000 que suele pagarse por un cuerpo técnico de la Selección mayor.
Independiente de esos motivos sería un riesgo mantener a Sixto Vizuete en el cargo de entrenador de la Tricolor, más allá de los méritos que tenga en la dirección de selecciones juveniles, en la promoción de talentos. Y más aún con lo que está pasando en el Sudamericano Sub 20, donde Ecuador es una de las selecciones de menor rendimiento. Además, su pasado por la Selección mayor dejó en evidencia que carece del perfil que requiere la Selección para la Copa América y las eliminatorias mundialistas.
En esta ocasión, la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), especialmente el Presidente que volverá a ser reelegido, tiene que apelar al olfato de su experiencia y contratar al DT para los próximos tres años. Hay que poner en una balanza que el país tiene que defender un prestigio, ganado por la Selección en los últimos 20 años.
Y, a estas alturas, hay poco espacio para la improvisación y delegar un cargo tan vital a un entrenador experto en juveniles, volvería a ser un desatino, especialmente en un país tan fraccionado y regionalista. Ya quedó una mala experiencia en la eliminatoria rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010, en donde faltó una mejor guía para ir a esa Copa.
Es necesario que la Ecuafútbol incluya entre sus prioridades la elección de un técnico extranjero para la Copa América y eliminatorias y no recién elegirlo. Esperar puede ser peligroso ya que los tiempos apremian. Y también es urgente que encuentre soluciones económicas para los clubes que atraviesan una crisis económica, que recién empieza.