Gonzalo Ruiz Álvarez
La huelga de futbolistas ilustra el drama por el que atraviesan los profesionales del balompié. Si hay algo más triste que un ‘domingo sin fútbol’ debe ser la larga espera del sueldo.
Mientras aterriza la noticia y se dan detalles del acuerdo alcanzado para levantar la huelga y reiniciar el campeonato nacional cabe esperar que la solución no debe ser un remiendo para pasar el mal trago.
Las deudas de los equipos con sus plantillas datan, en algunos casos, del año 2013. otros llevan más de tres meses de atraso y unos pocos tienen sus sueldos al día.
La carrera de los futbolistas es corta. Miles de muchachos se quedan en el camino por falta de oportunidades, otros por lesiones que los inhabilitan y algunos por las carencias de fundamentos, que, según los expertos, se deben adquirir en los primeros años de formación.
Hay una élite de futbolistas ecuatorianos privilegiados que cuentan con la ocasión de jugar afuera, ganar millones en su carrera y brillar, pero apenas son un puñado.
Otros pocos alcanzan la gloria de ser seleccionados y jugar un mundial, aunque el desempeño grupal no sea siempre el anhelado por un país que se fanatiza cada cuatro años y por el Mundial.
Un grupo más amplio llega a militar en el fútbol de primera división, cuenta con el cobijo de un club y el prestigio de vestir una camiseta con algunas estrellas.
Un montón están condenados a jugar con estadios vacíos y ser noticia solo cuando los expulsan o los cancelan de la nómina.
La mayoría de los futbolistas pasa de puntillas y se va en silencio.
Es verdad que en unos pocos equipos hay sueldos que bordean los USD 40 000 al mes. Son una pequeña minoría. Además a muchos les deben ese sueldo pactado con los dirigentes, es decir les vendieron humo.
El fútbol ecuatoriano no se parece ni de lejos a la Premier League inglesa donde milita ‘Toño’ Valencia y donde acaban de aterrizar Énner Valencia, Jefferson Montero o Juan Carlos Paredes, aunque en distinta categoría. Tampoco al de España donde vuelve ‘Felipao’ Caicedo . Ni tan siquiera al mexicano donde Énner, y antes el recordado ‘Chucho’ Benítez fueron máximos goleadores y otra media docena brilla.
También hay quienes escribieron páginas de oro como Ítalo Estupiñán, Alex Aguinaga o el ‘Tin’ Delgado.
Tal vez la crisis y la huelga sean la oportunidad para resolver de una vez por todas los males del fútbol. No se trata de acudir a la mano paternalista del Estado.
Es hora de modernizar los equipos, volverlos empresas serias con toda una estrategia de mercadeo, publicidad, ingresos de televisión abierta y no monopolizada como sucede, escuelas de fútbol, como pocos equipos tienen y una promoción de valores jóvenes que permita formar las canteras y luego vender futbolistas al exterior a precios que tonifiquen las arcas de los clubes.
Hace falta también llenar los estadios. Un público mundialista que solo se queja no ayuda, hunde a los equipos en el abandono.