La aplicación del Código

El 10 de agosto, y luego de seis meses desde su aprobación y publicación en el Registro Oficial, entró en vigor el nuevo COIP.
El esquema pone a prueba a todos los actores del sistema: jueces y fiscales, abogados y, por cierto, a los ciudadanos, que, por obvias razones, son quienes menos saben manejar las complejidades del largo y nuevo documento que hasta podría afectarles en algunos aspectos.

Las penas han cambiado.

Los juicios de mala práctica profesional podrían abundar. Los más divulgados en el debate fueron los relativos a los casos médicos. Ahora se conocen las medidas de los profesionales de la salud que buscan protegerse con seguros especiales ante el nuevo escenario.

Otro aspecto que atañe a toda la ciudadanía es el relacionado con la nueva normativa respecto de los conductores, y de modo especial los profesionales.

El primer efecto en este rubro es la demanda creciente de licencias. La idea de encarcelar a quienes conduzcan sin licencia parece que causó un efecto demostrativo y hubo una reacción.

Lo más importante, empero, es la fuerza de la ley en torno a los accidentes de tránsito, en un país donde sus causas tienen que ver con la impericia, imprudencia y hasta la reiterada conducción de automotores en estado etílico, lo que deja muchos muertos y heridos cada año.

Tras un largo debate, para no perder la costumbre, se analizan reformas al nuevo COIP en la Asamblea, para incluir lo que ‘olvidó’ el legislador: atentados a la propiedad intelectual y piratería.

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