La ayuda social llega desde España

En el centro médico de Macará. El médico lojano, Henry Granda, ayuda al niño Giovanni Cruz en la terapia de rehabilitación.

En el centro médico de Macará. El médico lojano, Henry Granda, ayuda al niño Giovanni Cruz en la terapia de rehabilitación.

Cuando a Margoth Saavedra le diagnosticaron que tenía un problema en la columna pensó que no sería fácil curarse por la falta de dinero. Además, porque en Suyo, su comunidad peruana, cercana a Ecuador, no hay un centro médico para atender esos casos.Su situación mejoró hace año y medio cuando llegó al Centro de Atención a Personas con Discapacidades Diferentes Jorge Sotomayor, del cantón fronterizo de Macará (Loja). Este centro, que tiene cinco habitaciones, sin lujos, mejoró su atención desde hace dos años con la ayuda de un grupo de emigrantes macareños, que residen en España.

Allí se atienden Saavedra y otras 650 pacientes. Los emigrantes gestionaron una donación de USD 270 000 del Ayuntamiento de Leganés (España), en el 2008. Ese dinero no hubiese llegado ni se hubiera equipado el centro sin el trabajo de los emigrantes, que están agrupados en la Asociación Los Arrayanes, dice Pedro Quito, alcalde de Macará.

Ellos facilitaron un acercamiento entre Quito y el alcalde de Leganés, Rafael Gómez. Por esa relación se concretó un hermanamiento entre ambas ciudades en julio del 2008 y llegó la ayuda para equipar al centro médico.

Cuando se inició la atención hace 10 años, el centro no tenía más de 100 pacientes. Su servicio estaba limitado a la fisioterapia (terapia con las manos), recuerda su director, Henry Granda.Ahora tiene equipos para ultrasonido, lámpara infrarrojo, láser, ionizador, caminadoras, bicicletas estáticas, cama terapéutica y otros equipos. También se ofrecen otras terapias como psicológica, del lenguaje y ocupacional.

Hay odontología y medicina general, con atención en áreas rurales en una clínica móvil y una ambulancia compradas y equipadas con la donación española. En el centro laboran 16 profesionales.

Saavedra llega todos los días, de lunes a viernes, para sus terapias. “Me siento mejor, ya no tengo los fuertes dolores en mi espalda”. Ella solo gasta en el pasaje desde Suyo hasta el puente internacional de Macará. Son USD 0,48 al día y el viaje dura 40 minutos.

Herman Jaramillo es otro beneficiado. Se atendió por una fractura en la columna ocasionada por un accidente de tránsito. “Permanecí un año postrado en la cama y otro año en silla de ruedas y andadera”. En la actualidad camina con ayuda de muletas.

Una experiencia similar a la de la Asociación Los Arrayanes de Macará ocurre en Zamora Chinchipe con la Asociación de Migrantes de la Comunidad Valenciana Inti-Ñan.

Los integrantes son indígenas saraguros que dejaron sus familias en esa provincia y ahora están radicados en España. A través de ellos, la Prefectura de Zamora Chinchipe consiguió 244 800 euros (USD 306 000, a la cotización actual) para el proyecto Fortalecimiento organizativo y del sistema de producción agroecológica en la provincia. La ayuda se consiguió de la organización Asociación para la Cooperación con el Sur (Acsur-Las Segovias).

Ahora se crea una unidad para poner en marcha el proyecto que beneficiará a los agricultores y ganaderos de los nueve cantones. Ellos recibirán asistencia técnica, semillas y capacitación para desarrollar cultivos de exportación.

Túpak Maita es el encargado de la oficina de cooperación. Según él, la Prefectura consideró a los emigrantes como aliados estratégicos. “Pueden ayudar a gestionar recursos o a tender puentes con los organismos de cooperación”.

Las experiencias de Macará y Zamora se centran en resolver problemas en sus tierras de origen. En Macará, esos alcances también satisfacen las necesidades de 60 peruanos como Saavedra, quien sigue cada día viajando desde Suyo a Macará para su tratamiento.

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