El amor como un objeto de filosofía

El discurso amoroso ha ocupado a los pensadores desde la Grecia antigua de Platón a autores como Ortega y Gasset. Foto: Wikicommons.

El discurso amoroso ha ocupado a los pensadores desde la Grecia antigua de Platón a autores como Ortega y Gasset. Foto: Wikicommons.

El discurso amoroso ha ocupado a los pensadores desde la Grecia antigua de Platón a autores como Ortega y Gasset. Foto: Wikicommons.

El banquete organizado por un poeta trágico griego, para celebrar su victoria en un concurso, origina un diálogo, casi una competición, entre los asistentes, en la búsqueda del mejor acercamiento a una definición sobre la naturaleza del amor.

Desde ‘El banquete’ de Platón parte lo que Occidente ha entendido por discurso amoroso, al punto que conformó la idea de la expresión “amor platónico”.

Desde la antigua Grecia hasta nuestros días, el amor ha sido un objeto de estudio filosófico, un tema del que se han ocupado pensadores como Empédocles —quizás el primero que usó la idea con un sentido metafísico— hasta autores como Ortega y Gasset, pasando por filósofos como Stendhal y Schopenhauer.

Entre los libros destacados están ‘El arte de amar’ (1956) del filósofo judío alemán Erich Fromm, quien eleva el amor a la condición de “arte” para justificarlo como objeto de estudio teórico y apunta que el dominio de todo arte requiere conocimiento profundo, tanto de la teoría como de la práctica.

En ‘Del amor’ (1822), Stendhal (seudónimo del francés Henri Beyle) crea la noción de cristalización, que define como una operación del espíritu que encuentra en el objeto amado cada día nuevas perfecciones.

Arthur Schopenhauer, autor de ‘El amor, las mujeres y la muerte’ (1819), considera al sentimiento amoroso el más poderoso y el más activo de todos los resortes, el fin último de casi todo esfuerzo humano, puede superar por su violencia a todas las demás pasiones, hasta el punto de arriesgar sin vacilación la vida por satisfacer su deseo, y hasta perderla si ese deseo es sin esperanza.

José Ortega y Gasset, en su ‘Estudio sobre el amor’ (1941) redefine la visión platónica del amor como un “deseo de engendrar belleza”, la aspiración al ser en plenitud.

Escrito hace casi 2 400 años, ‘El banquete’ (o El Simposio) platónico sentó las bases para analizar una teoría del deseo guiada por la razón.

Su cosmovisión no ha perdido vigencia: “El amor consiste en querer poseer siempre lo bueno. El objeto del amor es la producción y generación de la belleza. Y también la inmortalidad es su objeto”.

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