Las tradicionalmente conocidas como pelucas estéticas han evolucionado adaptándose a las necesidades de las personas que enfrentan tratamientos de quimio y radioterapia.
Cabello por cabello se van entretejiendo en la malla apoyada sobre la rodilla de Shantal Sandoval, quien dedica alrededor de ocho horas al día para su confección.
A raíz de una experiencia familiar, la voluntaria de 22 años decidió dedicarse a la elaboración de las pelucas, que son una ayuda emocional para las personas con cáncer.
Desde septiembre del 2013, la Fundación Dibuja una Sonrisa se lanzó al reto de generar la primera peluca diseñada exclusivamente para este segmento. Estas deben ser diferentes a las pelucas estéticas, ya que son un acompañamiento del paciente durante sus actividades diarias, como lo explica Javier Sandoval, director ejecutivo de la Fundación Dibuja una Sonrisa.
Las pelucas son hechas a base de un material hipoalergénico, que permite que el sudor y el calor no se concentren en la cabeza y pueda salir fácilmente al exterior, esto hace que se seque más rápido, simulando lo que sucede normalmente con el cabello. Además, se han enfocado en que sean más livianas, esto hace que la persona no sienta que está utilizando un “casco”.
El tejido se realiza manualmente con cabello humano, sin necesidad de emplear otros materiales en su elaboración, esto logra que su aspecto sea más natural, fácil de lavar y de cuidar.
Otra ventaja de este procedimiento es que no hay una extensión de largo máximo, ya que se puede aprovechar todo el cabello donado, así las niñas podrán disfrutar del largo que elijan. Alrededor de dos a tres donaciones son necesarias para la fabricación de una de estas pelucas.
La fundación ha entregado hasta el momento dos pelucas, la primera en Carchi y la segunda en Lago Agrio. Bryan Córdoba, voluntario de la Fundación, explica que el acto no implica solamente la entrega. Disfrazados de personajes de cuentos, con canciones y un show de magia, los miembros del equipo organizan una fiesta el día de la entrega, donde la niña elegida se siente como una “princesa de cuento”.
Brenda tiene 7 años, había recibido una de las 400 pelucas estéticas que antes donaba la Fundación. La pequeña no se sentía cómoda y prefería no usarla, por esto sus padres se contactaron de nuevo con Sandoval, para buscar una opción. Ellos decidieron donarle el primer prototipo de las nuevas pelucas para probar cómo será la experiencia, una vez que se probó no quiso sacársela.
Además del banco virtual de pelucas, la Fundación busca crear un banco físico en donde se impartan talleres para enseñar a tejer las pelucas y así ofrecer más opciones para los pacientes oncológicos. Actualmente están promoviendo el concepto “un mechón por un dólar”, ya que si el donante aporta con un dólar, la persona también podrá participar del tejido de algunos mechones.
Actualmente existen 15 pacientes en lista de espera, de los cuáles ocho son niños y siete son adultos. El nuevo reto es crear pelucas para varones.
En contexto
Fundación dibuja una sonrisa financia la fabricación de sus pelucas en base a un sistema de apadrinamiento. El padrino escoje una persona dentro del banco virtual de la fundación y dede donar los 150 dólares para cubrir los costos de elaboración de las pelucas.