Los manabitas todavía prefieren construir con el ladrillo artesanal

fotos: patricio ramos / el comercio


fotos: patricio ramos / el comercio


En fachadas, interiores, pisos y paredes de casas unifamiliares, restaurantes y más inmuebles de Manabí es protagonista la mampostería y la decoración de ladrillo ecológico artesanal y caña guadúa. Este ladrillo sale de las manos de los artesanos de la zona rural de Montecristi.

En el recinto Los Bajos, ubicado a espaldas del cerro de Montecristi, trabajan 300 artesanos en la fabricación de los ladrillos. Están cerca de las zonas donde hay tierra negra y blanca de buena calidad, comenta Pablo Olguín, uno de ellos.

M

iguel Camino, docente universitario y urbanista de Manabí, asegura que la tendencia de usar el ladrillo especialmente en la construcción de casas unifamiliares gana terreno. “Las edificaciones con ladrillo artesanal, un elemento ancestral de nuestra provincia, son muy vistosas y sobre todo saludables. Ciertas paredes únicamente son enlucidas, el resto queda visto, es muy funcional y decorativo”.

El ladrillo artesanal es la evolución del enquinche (composición de tierra negra con estiércol de burro) que es una técnica ancestral para cubrir paredes en casas con estructura de caña guadúa, comenta Andrés Cañizares, constructor manabita. “Esa modalidad aún es utilizada en algunos poblados de Manabí”.

Para complementar la decoración, la caña guadúa es otro elemento que llegó desde la campiña manabita a la zona urbana y lo hizo para quedarse.

En casas de las urbanizaciones en el sureste de Manta el uso de la guadúa se destaca en fachadas, cerramientos, portones, pasamanos, paredes, muebles e, incluso, utensilios de cocina y de dormitorio.

Tanto el ladrillo artesanal como la caña guadúa le dan el toque ancestral y campirano a las edificaciones, reseña Camino.

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