El GAP trabaja tres zonas del cuerpo en una clase

Sistema de entrenamiento del GAP, un sistema que trabaja gluteo, piernas y abdomen. En la foto: Cristian Zapata y Arbey Tello. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO

Sistema de entrenamiento del GAP, un sistema que trabaja gluteo, piernas y abdomen. En la foto: Cristian Zapata y Arbey Tello. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO

Sistema de entrenamiento del GAP, un sistema que trabaja gluteo, piernas y abdomen. En la foto: Cristian Zapata y Arbey Tello. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO

Con tres meses de entrenamiento constante conseguirá definir los músculos de sus piernas, abdomen y glúteos, a través del gap, un sistema de entrenamiento funcional que ya se ofrece en centros deportivos del país.

No es nuevo, pero mutó para adaptarse a las necesidades y exigencias de los deportistas. Antes, se trabajaba aisladamente cada parte del cuerpo y por lo general, se lo hacía con pesas en los gimnasios tradicionales.

¿En qué consiste el gap? En una clase de una hora, las personas realizan movimientos, de los que cumplen en su día a día, utilizando su propio peso. En la clase hacen sentadillas, tijeras, abdominales… Todo, con la guía de un experto.

No todos realizan la misma rutina. Las clases deben ser personalizadas y los ejercicios enfocados en la disciplina que el deportista desea entrenar: natación, atletismo, ciclismo… De allí, precisamente, se desprende la palabra funcional.

Para practicar esas dos últimas disciplinas, el gap es útil porque fortalece los músculos del tronco inferior, combatiendo las consecuencias de una vida sedentaria que puede provocar flacidez y acumulación de grasas en esas tres zonas corporales.

Al inicio, esta actividad puede resultar difícil, ya que los ejercicios son muy focalizados y se trabajan músculos que usualmente no se ejercitan durante la vida diaria.

Es por eso que los expertos aconsejan no sobreesforzarse en las primeras sesiones. Los deportistas irán mejorando progresivamente.

Otros de los beneficios del gap es que mejora la circulación sanguínea, aumenta la resistencia y, con determinados movimientos, ayuda a reducir medidas. El ejercicio cardiovascular, que ayuda a bajar de peso, se hace sobre una bicicleta o caminadora.

Sobre la bicicleta también se trabajan los músculos de las piernas y glúteos. “Allí solo se activan los músculos de esas dos partes del cuerpo. Es mentira que trabaje el abdomen”, aclara Nancy Altamirano, de Core Fusion. En ese centro de entrenamiento cuentan, además, con la guía de un nutricionista para garantizar los resultados deseados.

Con la práctica del gap y la guía de un profesional, las personas logran corregir desviaciones de la columna y mejoran la postura. Los ejercicios focalizados ayudan a ganar fuerza en los glúteos, abductores, cuádriceps, isquiotibiales y gemelos.

Christian Zapata, entrenador personal, recomienda dos clases de gap por la semana. En el resto de los días aconseja trabajar los músculos del resto del cuerpo con el baile, zumba, TRX, pilates…
Una clase de gap usualmente se estructura así: los deportistas cumplen con un trabajo de calentamiento de aproximadamente 10 minutos. Durante ese tiempo hacen una serie de movimientos suaves, preparando a los músculos para el trabajo posterior.

La parte central de la clase es la más intensa, ya que es la destinada a trabajar los músculos de los glúteos, piernas y abdomen. Zapata cuenta que los ejercicios son variados y divertidos.

Así que además de fortalecer los cuerpos, se liberará del estrés. Para hacer las clases divertidas, Zapata trabaja con pesas rusas, discos, pelotas, mancuernas...

Después de que haya sudado lo suficiente, llega la hora de estirar los músculos. Dedicarle 10 minutos a esa actividad es importante porque así se prepara al cuerpo para la siguiente clase y se evitan lesiones.

El gap se puede también practicar en casa, eso sí, después de recibir ‘tips’ de un instructor. Él le indicará las posturas y le dará una guía de entrenamiento

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