Dolores Ortiz: '¿Qué pasa cuando los demás reconocen tu sabiduría?'

Dolores Ortiz vive una transición a los 40 años encuentra felicidad en su familia y espera cumplir más metas a lo largo de su vida.

Dolores Ortiz vive una transición a los 40 años encuentra felicidad en su familia y espera cumplir más metas a lo largo de su vida.

Introducción:
Luego de casi una hora en compañía de Dolores Ortiz salgo renovada; nos hemos reído, y hasta payaseado, las tres cuartas partes de la entrevista. Quizá la combinación de actriz y profesora hayan obrado en ella la maravilla de un carisma que lo eclipsa todo.

Dolores está estrenándose en funciones administrativas en el Centro de Arte Contemporáneo, como jefa de Museología Educativa. Con la frescura con la que dice todo, al final de nuestra conversación, me regala una idea que proviene del teatro y ella aplica a su vida: olvidarse, de una vez por todas, de la ‘flor de la juventud’ y enfocarse en la flor del talento o del oficio o de solo ser.

Testimonio:

Pocas veces he sentido momentos tan definidos de transición. Ahorita, a los 40, vivo una transición. Desde cosas sencillas, como que los policías me digan: “Madrecita” (suelta una carcajada); hasta que mis compañeros de trabajo, que tienen 20 o 25 años, me digan: ‘Mama Dolo’. ¡Cuál mama Dolo!, les digo yo. Es muy fuerte, no lo voy a negar.

Creo que construimos nuestra identidad para ser aceptadas, sobre todo por el mundo masculino. Tienes que ser hermosa, tener buen cuerpo, ser inteligente... Todo gira alrededor de la imagen de una mujer joven.

Y ahora, de pronto, empiezo a entrar también en un espacio que es el de las madres. Por eso este señor policía ya se puede acordar de su mamá cuando me dice algo a mí. ¿Qué pasa cuando los demás empiezan a reconocer la sabiduría que tú tienes? Las mujeres en esta sociedad tenemos un rol un poco de madres, seas o no seas madre. Los demás sienten que tú les puedes acoger, contener y te empiezan a mirar de otra manera; eso es duro porque se te impone un rol. Y este sí es un rol que me está costando (se ríe), para el que no estaba preparada. Bueno, sí y no. Creo que cuando cumplí 35 me sentí más en crisis porque salía formalmente de la categoría de artistas jóvenes. Se suponía que ya tenía que tener toda mi obra lista y yo recién estaba empezando…

Me he pasado haciendo teatro toda la vida. Estudié teatro dos años en la universidad y seguí toda la carrera en Malayerba; sin embargo mi familia no veía esto como una profesión. Mi papá hasta hace unos años me decía: Mijita, ¿y tú cuándo estudias algo?

Y yo misma me he cuestionado algunas veces el hacer teatro; creo que uno de los momentos más duros fue llegar a los 38 años y empezar a ver que ese era el momento en que la gente estaba empezando a recoger los frutos de su trabajo: estabilidad económica o reconocimiento profesional. El teatro no solo que no te da muchos réditos económicos, sino que a muchos les parece que el teatro y las artes son innecesarios; se los considera productos suntuarios.

Pero yo necesito hacer teatro y confío en que si necesito hacer teatro, el mundo me necesita haciendo teatro (sonríe). Y ahora también estoy escribiendo. Fui seleccionada en la Bienal de Escritura de las Diferencias, de Cuba. Mi texto (dramatúrgico) fue seleccionado por Ecuador.

También quiero dirigir más y me encantaría que llegue un momento para trabajar con tranquilidad, porque desde que me acuerdo he trabajado muchas horas al día, en una y otra cosa, siempre ocupada. Pero sé que si uno se anima y se arriesga a recorrer un camino, después de un tiempo, cuando ya logras atrapar ciertas cosas, puedes devolverle cuestionamientos al mundo.F

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