En Santa Cruz se organizó una salida de observación astronómica que convocó a la comunidad de esa isla, en el archipiélago de Galápagos. Foto: Diego Pallero/ ElComercio
Ecuador busca posicionarse en el panorama internacional astronómico. Con miras a alcanzar ese objetivo, ya ha dado los primeros pasos para que las organizaciones científicas extranjeras conozcan y reconozcan el trabajo que realiza el país en materia espacial.
Aunque todavía es poco lo que se ha logrado, ya se ha iniciado un proceso sostenido de investigación y la meta es llegar a tener una carrera de posgrado en Astronomía para profundizar en el estudio del espacio.
Para ello, el Observatorio Astronómico de Quito y la Universidad Politécnica Nacional iniciaron algunos contactos con científicos y entidades astronómicas de distintas partes del mundo, para avanzar en convenios de intercambios científicos y uso de herramientas e información de los institutos y observatorios extranjeros, para fortalecer la formación en Ecuador.
Estos contactos se concretaron en el simposio sobre jets extragalácticos, que se desarrolló la semana pasada en la isla Santa Cruz, de Galápagos.
Allí participaron 130 científicos de 30 países del mundo, provenientes de entidades como la Agencia Espacial de EE.UU. (NASA) o del Observatorio Europeo del Sur (ESO).
Los expertos, algunos mayores de 60 años y otros de no más de 35, tienen una amplia trayectoria en astrofísica y, al menos, un doctorado en esa rama.
“Científicos de altísimo nivel vinieron y hemos logrado algunos contactos para trabajar de forma conjunta con algunas instituciones”, dijo Ericsson López, director del Observatorio Astronómico de Quito.
El evento se efectuó en el archipiélago por la “historia que tiene” Galápagos y el interés que genera para los extranjeros, explicó Francesco Massaro, del Comité Organizador Científico del evento e investigador de la universidad de Yale, en Estados Unidos.
Durante dos días del seminario, los participantes tuvieron unas horas para realizar actividades recreativas. Fueron de turismo a la playa de El Garrapatero y a Tortuga Bay, ubicadas a unos 30 minutos de Puerto Ayora. Algunos optaron por bucear en islas cercanas y otros por hacer tours de observación de la fauna y flora.
La cita fue la plataforma para incentivar el trabajo científico del país. También se involucró a los habitantes de Santa Cruz en astronomía, quienes en la noche pudieron mirar, con un telescopio, las estrellas.
El objetivo es que la atención sobre este tema crezca y se pueda concretar la construcción de un nuevo Observatorio en el sector de Jerusalem, cerca de Guayllabamba. Este es un proyecto que se planteó hace cerca de 10 años, pero todavía no se ha ejecutado, por falta de apoyo y recursos económicos.
Por ello, el Observatorio busca ahora tener el respaldo del Estado. Esta semana, está previsto que se reúna la entidad, la Politécnica Nacional y la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Senescyt).
Cuando se realizó el proyecto, que por ahora permanece en papel y en maquetas, el costo estaba definido en USD 5 millones, según explicó López.
Pero el monto incluía la construcción y el desarrollo de las áreas científicas para la observación y estudios técnicos.
El tema central del encuentro internacional fue el estudio de los jets o chorros de energía galácticos. Estos fenómenos que suceden en el espacio ha permitido entender el funcionamiento de los agujeros negros y medir el campo magnético del espacio. Aunque todavía existen algunas dudas por resolver sobre el origen y funcionamiento de los jets.
Una de ellas vinculada a su origen. Según el científico Robert Laing, del Observatorio Europeo del Sur (ESO), todavía no se ha podido determinar cómo se producen los chorros de energía (rayos de plasma). Una teoría es que el núcleo galáctico activo (AGN), donde están los agujeros negros, genera tanta energía que esta sale expedida del centro del hoyo en forma de un chorro de luz, como reacción contraria a la materia que es aspirada por el fenómeno galáctico.
Asimismo, Walter Max-Moerbeck del Observatorio Nacional de Baja California, explicó que estos espectros se vinculan con el origen del universo, porque se cree que nacieron a partir del ‘big bang’ y ahora “sirven para definir el tamaño de las galaxias y que no crezcan sin control”.
En julio pasado, un observatorio de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, descubrió un punto bajo la constelación de la Osa Mayor, que emite un número gigantesco de rayos cósmicos de ultraalta velocidad (velocidad de la luz).
Por ello, estudiosos han desarrollado algunos proyectos para estudiar los jets con mayor profundidad. Uno de ellos es el Robopol, que funciona en la Universidad de Creta, en Grecia. Allí se mide la velocidad y la energía que producen los chorros.
Este es uno de los fenómenos que más interés despierta, porque se produce fuera de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y también dentro, como parte del nacimiento de las estrellas. Aunque aún no está claro su funcionamiento, es un tema que ha interesado al mundo desde hace cerca de 100 años cuando se descubrió por primera vez uno de los jets.