La fama de los escritores hispanos en los Estados Unidos

Hilda Chacón es periodista profesional; uno de sus intereses académicos es investigar la participación ciudadana mediante el ciberespacio. Foto: La Nación. GDA

Hilda Chacón es periodista profesional; uno de sus intereses académicos es investigar la participación ciudadana mediante el ciberespacio. Foto: La Nación. GDA

Hilda Chacón es periodista profesional; uno de sus intereses académicos es investigar la participación ciudadana mediante el ciberespacio. Foto: La Nación. GDA

Aunque se escriba en inglés o en español, la literatura hispana es un foco de atención que ilumina parte de las letras de los Estados Unidos. No solo el “boom”: también creadores actuales se leen y se estudian. Así nos lo revela la costarricense Hilda Chacón, investigadora de la literatura hispanoamericana y profesora asociada de literatura y cultura latinoamericanas en el Nazareth College, universidad privada que ofrece carreras de humanidades en Rochester (Nueva York).

Hilda Chacón es periodista profesional; uno de sus intereses académicos es investigar la participación ciudadana mediante el ciberespacio.

Chacón es Ph. D. (Philosophiae Doctor) en Literatura y Cultura Contemporánea Latinoamericana por The Ohio State University. “Mi tesis de doctorado analiza las crónicas urbanas de Elena Poniatowska y de Carlos Monsiváis, dos grandes escritores de nuestra época”, precisa la académica. Entre los temas de su interés están el cine español, y los asuntos de género en la literatura mexicana y la centroamericana.

¿Cómo se entienden los términos ‘Hispanic’ y ‘Latino’ en la crítica estadounidense?

‘Hispanic’ es un término inventado para el censo de 1980, durante la era de Ronald Reagan, a fin de obtener información sobre “toda esa gente que habla español” en los Estados Unidos. No era una definición cultural. Después, ‘Hispanic’ migró al habla popular, al cine, a los medios de comunicación, y luego a la academia, para referirse a las personas que hablaban español en los Estados Unidos.

Sin embargo, los hispanohablantes sabían de las múltiples diferencias que hay entre los países latinoamericanos: por región, cultura, legado histórico, clase, etnicidad; y sabían también de las diferencias que existen entre los ciudadanos de España y los de sus exco-lonias.

Entonces, los hispanohablantes mantuvieron sus propias categorías de identidad cultural: chicanos (o mexicoamericanos), cubanoamericanos, Dominican York (descendientes de dominicanos en la ciudad de Nueva York), New Yor-Rican (puertorriqueños en Nueva York), etcétera.

Algunas de estas categorías ya habían sido usadas por los anglosajones para referirse de manera peyorativa a ese “otro” que era y es el hispanohablante en los Estados Unidos; es decir, que los identificados en el censo de 1980 como ‘Hispanic’, se apropiaron de los términos peyorativos y les dieron un contenido reivindicativo.

Sin embargo, algunos artistas de origen latinoamericano consideraron que ‘Hispanic’ era eurocéntrico y que privilegiaba el legado de España sobre el legado multicultural de lo que es hoy América Latina; decidieron optar entonces por el término ‘Latino’, que también se escribe ‘Latino/a’ y ‘Latin@s’. El término ‘Latino’ se toma de ‘Latinoamérica’.

En el caso de la literatura la escrita en inglés por personas de origen hispanoamericano, ¿cabría mejor hablar de una nueva forma de la literatura estadounidense?

Sí, absolutamente. En la literatura ‘hispana’ en los Estados Unidos caben la escrita en español y la escrita en inglés. Estas gozan de una categoría aparte, que acapara gran atención de la academia. Hace unas décadas se la consideraba una literatura menor, pero hoy goza de un tremendo prestigio.

¿Qué caracteriza a la literatura escrita en inglés por hispanos?

La gran temática de los autores hispanos o latinos que escriben en inglés es la historia de su propia extranjería, de sus diferencias y sus generalmente difíciles negociaciones culturales con una sociedad anglosajona, que suele ser cerrada para con los extranjeros, sobre todo con los que vienen de países más pobres.
El género narrativo de las autobiografías –o “memorias” (memoirs)– escrito en primera persona está presente en la obra de casi todos los autores hispanos (o latinos), como Óscar Hijuelos (cubano-estadounidense), Cristina García (también cubano-estadounidense), Julia Álvarez (Dominican York), Sandra Cisneros (chicana), Gloria Anzaldúa (chicana), Cherríe Moraga (chicana), Junot Díaz (Domincan York) y Aurora Levins Morales (Puerto Rico).

La migración hispana a los Estados Unidos es fundamentalmente una migración de pobreza, de grandes grupos desplazados por las economías y una situación política deplorable. Por lo tanto, hablar español era –y es en algunas partes de los Estados Unidos– homólogo de ser pobre.

Sin embargo, aquellos autores, que suelen venir de ambientes de pobreza y de lucha por la sobrevivencia, han inscrito sus historias, su sentido del humor, su riqueza cultural y su manera de ver el mundo, así como sus experiencias de discriminación, en excelentes obras literarias.

¿Cómo han cambiado los temas más habituales de los escritores hispanos?

Los grandes precursores de la literatura hispana/latina que se escribe en inglés han sido los autores chicanos. La cercanía de México con los Estados Unidos ha obligado a los chicanos a hacer negociaciones muy particulares en cuanto a su identidad cultural frente a los Estados Unidos. La chicana Gloria Anzaldúa se refiere a la frontera entre México y los Estados Unidos como “una herida”.

Todos esos temas siguen vigentes en la literatura de los autores hispanos/latinos, excepto el del narcotráfico. La narcoliteratura y el narcocorrido son fenómenos más mexicanos, producidos por autores y artistas que escriben y cantan desde el territorio mexicano, donde las reglas del juego son distintas, al menos en apariencia.

Después del “boom”, ¿ha influido en algo la literatura escrita en Hispanoamérica?

Los estadounidenses han leído en traducción algunas de las obras más representativas de la literatura latinoamericana, incluidos los autores del “boom”. Algo que sorprende a los estudiantes anglosajones es la presencia de la Literatura (con mayúscula) en el arte popular, como poesías de Nicolás Guillén y de Pablo Neruda en boleros, rimas populares y juegos infantiles.

En el caso de quienes escriben en español, ¿se nota la influencia de modismos ingleses?

Sí, mucho, pero en los Estados Unidos todavía hay hispanohablantes de abolengo que aseguran que en su país se habla “el mejor” español del mundo; en general son gente de clase alta –o que querrían pertenecer a ella– y expanden sus privilegios de clase al idioma.

No creo que exista un español “mejor”. Existen distintas maneras de hablar la lengua, de escribirla, de sentirla. Todas son válidas dado que todas sus formas sirven para comunicar emociones, sentimientos, órdenes, etcétera. Sin embargo, debo confesar que los verbos mal conjugados no son procedentes en mi clase –contradicciones del oficio–.

¿Cuáles son los temas frecuentes de las escritoras hispanas?

Menciono la poesía escrita por algunas hispanas en los Estados Unidos y en inglés. Las chicanas Gloria Anzaldúa y Cherríe Moraga han trabajado en el ensayo, el teatro, las cartas, los cuentos, la novela y la poesía.

La poesía de esas dos autoras es intimista; explora el lugar de las mujeres en un mundo dominado por hombres tanto en su cultura de origen, la mexicana, como en el mundo anglosajón. Aquella poesía tiene una gran musicalidad y recoge imágenes poderosas de su experiencia como niñas “distintas” en este país.

Otras autoras escriben poesía en español y viven también en los Estados Unidos. Me refiero a Marjorie Agosín, chilena de origen judío, quien aborda los temas de su identidad como judía, el exilio, la dictadura chilena y las mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez.

Ruth Behar explora el mismo tema, pero en su origen de mujer judía cubana. Eliana Rivero (cubano-estadounidense) y Mabel Cuesta (cubana) escriben poesía en español, y ambas exploran la condición femenina y las fronteras culturales desde su formación hispanohablante.

¿Han resuelto esas escritoras la duda de si hay una “literatura femenina”?

Cualquier mujer que escribe quizá diga que su literatura es “femenina” porque está escrita por una mujer. Quienes tienen problema con estas categorizaciones suelen ser los críticos de la literatura, quienes suelen ser hombres.

No sé si la literatura tenga sexo, pero sí creo que la experiencia de vivir y escribir desde un cuerpo de mujer es distinta de la experiencia de la de un hombre.

La teórica búlgaro-francesa Julia Kristeva escribe que las mujeres somos siempre extranjeras, exiliadas del lenguaje porque el lenguaje, en cualquier idioma –creo yo– se desarrolla alrededor de la supremacía masculina en cuanto al uso del lenguaje y a las maneras de expresar las experiencias.

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