Jorge Suárez: Hay temas ‘tabú’ sobre la alfombra roja de los Oscar

Jorge Suárez dirige el cineforo de la Casa de la Cultura del Guayas. Por 47 años, desde 1968, ha asistido a la gala de los Oscar. Foto: Alexander García / EL COMERCIO

Jorge Suárez dirige el cineforo de la Casa de la Cultura del Guayas. Por 47 años, desde 1968, ha asistido a la gala de los Oscar. Foto: Alexander García / EL COMERCIO

Jorge Suárez dirige el cineforo de la Casa de la Cultura del Guayas. Por 47 años, desde 1968, ha asistido a la gala de los Oscar. Foto: Alexander García / EL COMERCIO

En general describe a las estrellas de Hollywood como ‘pan de entrega’, personas agradables, sin poses, dispuestas a contestar lo que sea. Pero en la sala de prensa, sobre la alfombra roja de la gala de los premios Oscar, existen también preguntas vetadas para ciertos personajes.

Jorge Suárez, crítico e historiador de cine guayaquileño, conoce esos códigos pues asiste a la ceremonia de premiación más prominente y prestigiosa del mundo desde 1968, de forma ininterrumpida.

El director Steven Spielberg aceptó en alguna ocasión asistir a la gala a condición de que nadie le preguntara el por qué de la poca recaudación de la película El color púrpura (1985). “Y así por ejemplo, no le podíamos preguntar a Jodie Foster como se sintió cuando un individuo quiso matar a alguien (el expresidente Ronald Reagan) porque ella no le correspondía”, cuenta el crítico cinematográfico. “Hay temas tabú, y hay que respetarlos”.

Suárez cree que las entregas actuales de los premios han perdido espectacularidad porque la Academia le ha prestado mucho oído a las críticas que apuntan a que la ceremonia debe alejarse de lo musical. “Cuando yo empecé a ir a los Oscar hace 47 años las cinco canciones nominadas tenía un espectáculo cada una, eran melodías escenificadas con más de 100 personas en escena”.

El historiador del cine guayaquileño prefiere el tono musical a los chistes baratos de los que pocos logran reírse, y dice haber encontrado “muy frío” a Neil Patrick Harris, el anfitrión en reciente entrega de los premios del pasado 22 de febrero.

“El espectáculo de Lady Gaga no le gustó a muchos jovencitos, que tacharon de anticuado el tributo a la Novicia Rebelde, pero tener a la cantante más descocada y famosa del momento, que se detiene por un momento y demuestra todo el talento vocal que tiene, fue uno de los grandes momentos musicales del Oscar”, refirió.

Entre las anécdotas tras los entretelones recuerda el tono majadero y las reacciones inesperadas de Jack Nicholson y la experiencia de entrevistar a Robin Williams, un actor al que dice no haber entendido en principio. “A Williams lo tomé como un tipo alocado, acelerado, que lo era. Pero creo que sus respuestas tenían un gran sentido humano que él disimulaba detrás de toda esa chachara, lo entendí recién luego de su suicidio”.

El trabajo como historiador de cine le permitió a Suárez establecer una relación con la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, también contribuyó el hecho de que su hermano viviera en California.

El crítico, de 72 años, cuenta que el primer contacto con la Academia lo estableció unos tres años antes de asistir por primera vez a los Oscar.

Escribía para la desparecida revista Estrellas –luego escribiría en Hogar y Vistazo, actualmente lo hace en Expresiones- una serie sobre la historia de la entrega los Oscar y solicitó fotos de las galas de 1941 a 1946. Tras recibir una respuesta positiva pidió asistir a la gala de 1968, primero en persona durante un viaje a Estados Unidos y luego por escrito, con la sorpresa que unos meses después recibió la primera invitación.

Nunca creyó que su asistencia a los premios se extendiera por tanto tiempo, y en ello reconoce que también ha jugado su papel la suerte.

Suárez, quien trabajó como ejecutivo de la aerolínea Air France en Ecuador, dirigió programas de televisión como Noches del Oscar, Noches espectaculares y Aló, qué tal América, trabó amistad con quien fuera director de relaciones públicas de la Warner Brothers, Tony Navarro (+), promotor de películas en Sudamérica. Navarro resultó ser miembro de la Academia en la sección de mejores películas en idioma extranjero.

El actual director de la Cinemateca de la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas trabaja en la edición del segundo tomo del libro Cine mudo ciudad parlante, sobre la historia de las películas sin sonido sincronizado (y sin diálogos) producidas en Guayaquil entre 1906 y 1931. Un libro que espera presentar en mayo próximo.

El segundo tomo abarca las películas producidas entre 1926 y 1931 en un género del que registra 8 películas locales en total. El volumen rescata “una historia que no tenía base física” al incluir 40 fotos inéditas de la película muda Incendio (1931), que obtuvo de familiares de uno de los intérpretes del viejo filme local: Auad Herales. Este trabajo histórico le ha valido la invitación a formar parte del Capitulo Guayaquil, de la Academia de Historia.

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