Los padres también sufren de depresión posnatal

Las nuevas responsabilidades que se adquieren al ser padre pueden producir estrés, ansiedad y agotamiento. Foto: Pixaby

Las nuevas responsabilidades que se adquieren al ser padre pueden producir estrés, ansiedad y agotamiento. Foto: Pixaby

Las nuevas responsabilidades que se adquieren al ser padre pueden producir estrés, ansiedad y agotamiento. Foto: Pixaby

Son muchos los hombres que describen el nacimiento de un hijo como una experiencia verdaderamente cambiante y maravillosa.

Sin embargo, la nueva responsabilidad y devoción, los costos y los deberes que llegan con la paternidad, también producen sentimientos de ansiedad y ataques de estrés y agotamiento.

Los investigadores incluso señalan una forma de depresión en los padres, desatada por una combinación de cambios hormonales y una lucha para enfrentar el nuevo rol y sus expectativas.

Según un artículo del periodista Rob Kep, autor de la ‘Guía para papás en espera de un hijo’, muchos de ellos no reconocen los síntomas de la depresión posnatal hasta que han pasado ocho o más meses del nacimiento de un hijo o una hija.

“La investigación estima que alrededor de una tercera parte de nuevas madres experimentará alguna forma de depresión posnatal, siendo la más severa aquella que incluso ha cobrado la vida de algunas madres y sus hijos. Profesionales del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Londres en Gran Bretaña, estiman que un 39% de nuevas madres y un 21% de nuevos padres experimentan este episodio de depresión, siendo el riesgo más alto durante el primer año de vida del recién nacido”, según Kep.

Uno de los padres entrevistado al respecto manifiesta que el humor, los hábitos e incluso el peso del padre, enfrenta un cambio.

“Lo describiría como vivir por un tiempo en un agujero negro. Yo huía de las llamadas telefónicas, las citas, los aniversarios y los amigos. Me volví muy irritable, nervioso y preocupado, a tal punto que mi relación y mi familia sufrieron mucho durante este periodo. Pero no lo podía evitar, así es la vida”, dice.

Esta condición ha sido examinada con mayor profundidad en el libro ‘Sad Dad: An Exploration of Postnatal Depression in Fathers’ (Padre triste: una exploración de la depresión posnatal en los padres), escrito por Olivia Spencer.

Según la autora, la extensión real del problema, como en el caso de muchos desórdenes de salud mental, es mayor de lo que conocemos y, por eso, es necesario que se produzca un acercamiento de la sociedad a los requerimientos de la paternidad para poder enfrentarlos.

“Todo el enfoque está dado en la madre y el bebé que espera durante el embarazo y en el nacimiento, se ignora el bienestar mental de los padres y esto tiene un impacto inmenso en el ámbito familiar. Luego de que nace el bebé una enfermera realiza una revisión y hace alrededor de 30 preguntas a la madre, al padre únicamente le preguntan cuándo tiene que volver a su trabajo”, señala el padre entrevistado.

Una investigación realizada en el 2013 en la Universidad de Notre Dame en Indiana, Estados Unidos, revela que los padres que esperan un hijo producen menos testosterona y cortisol que la usual, mientras otros estudios demuestran que ellos pueden experimentar un incremento de la prolactina y el estrógeno.

Esta baja y aumento de hormonas da como resultado una sensibilidad muy alta y un aumento de peso, así como también una diminución del ‘libido masculino’, y un debilitamiento de sus niveles de energía.

“Por supuesto que la dificultad para dormir, la falta de energía, la pérdida del apetito y hasta los sentimientos de culpa son parte del momento que se vive: cuidar al nuevo bebé como un tesoro. Pero también pueden ser síntomas de depresión tanto en las madres como en los padres”, señala Kep.

La buena noticia es que se seguirá investigando este tema.

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