Los amigos se apoyan entre sí cuando tienen problemas. Esto crea vínculos que pueden desembocar en enamoramiento. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
El riesgo de declararle el amor a un amigo es que la relación se destruya y se pierda a esa persona. Eso ocurrió con Jhoana Gualavisí, quien reside en Sangolquí (Quito).
En ella germinaron sentimientos más que fraternos por uno de sus amigos cercanos. La forma de ser y el sentido del humor del joven, hicieron que Gualavisí se enamore de él.
Lo recordó este 30 de julio del 2014, que se celebra el Día Internacional de la Amistad. “La pasábamos muy bien juntos”, dice. Pero cuando le declaró su amor, se encontró con la sorpresa de que su amigo no sentía el mismo interés sentimental por ella.
“Solo me veía como su amiga. Y me di cuenta que solo yo me enamoré”. La amistad sufrió altibajos, pero luego de tres años, ambos nuevamente volvieron a salir, aunque con las reglas claras.
Mayra Tandazo, de 21 años, también se enamoró en algún momento de uno de sus amigos. ¿La razón? Según la joven, su amigo conocía sus virtudes, errores y defectos y con él podía mostrarse tal como era. “Sabía mis secretos y compartía muchas cosas con él”.
Para el psicólogo Enrique Vásquez esto es común entre personas que pasan el tiempo juntos y comparten. Responde a que el trato y el apoyo que se dan los amigos, puede hacer que las personas se acostumbren a esa relación cercana.
Generalmente, agrega, los amigos se apoyan entre sí cuando tienen problemas, lo que crea vínculos que pueden llevar al enamoramiento.
Esta “línea sutil” que separa a los amigos y al amor, puede tener resultados distintos. Cuando ambos deciden entablar una relación, su cuerpo segrega neurotransmisores que les impide razonar al 100%.
Este proceso dura aproximadamente un año. Luego de este tiempo, las personas se conocen más y se dan cuenta de cómo vive y actúa su pareja. Eso puede terminar con la relación o fortalecerla. Ya sea como novios o simplemente como amigos.